Los crímenes de Domingo Jesús Penteado, “la bestia misionera”, el asesino en serie que no se arrepiente

Primero asesinó a su propia madre de un hachazo. Lo declararon inimputable y estuvo preso sólo ocho años. Luego mató de trece puñaladas a una menor en San Vicente. Las pericias determinaron que la víctima fue violada cuando agonizaba o ya estaba muerta. Desde hace 27 años está alojado en la cárcel de Oberá

Transcurría octubre de 1984 en el paraje Machadiño, localidad de Arroyo del Medio, Misiones, cuando Domingo Jesús Penteado asesinó a su propia madre, Vergelina Medina (60), crimen que confesó meses después.

Sin ninguna pizca de arrepentimiento argumentó que necesitaba plata y que su progenitora se negaba a vender la chacra, por eso la asesinó de un hachazo y desechó el cuerpo en un pozo.

En julio de 1985 lo declararon inimputable y peligroso para terceros, por lo que fue alojado en un pabellón especial en la cárcel de Loreto.

En noviembre de 1992, el juez Correccional y de Menores N° 1 de Posadas, José Domingo Rotela, lo entregó en guarda de Pedro Galeano, quien a su vez había cumplido una condena de doce años por homicidio. Días después Galeano avisó que Penteado se escapó.

En su defensa, el juez Rotela explicó que la excarcelación se basó en “su buena conducta en el penal y en un informe psiquiátrico favorable”, aunque reconoció que “fue una experiencia negativa”.

Luego de la fuga Penteado se instaló en la zona rural de San Vicente. Durante un tiempo logró pasar desapercibido, hasta abril de 1995, cuando violó y asesinó a Norma Esther Sequeira, de sólo 16 años, una joven que residía con sus padres en Colonia Río Victoria.

“Al haber sido degollada y perder toda la sangre, el cuerpo de la víctima no se descompuso. Estaba totalmente desnuda, tenía trece puñaladas y, desde un primer momento, me llamó la atención que tenía como sangre fregada por todo el cuerpo. Después se determinó que era porque la violaron cuando agonizaba o ya estaba muerta. Por eso, los crímenes de Penteado demostraron los extremos de la maldad humana y le valieron el apodo de la bestia misionera”, reflexionó el licenciado en Criminalísticas y comisario mayor Marcelo Maslowski al recordar su participación en la investigación del horrendo homicidio de Sequeira.

Por el hecho también fue imputado Juan Carlos Rolón (19), sentenciado a 15 años de cárcel.

Preso ejemplar, afuera un riesgo

Penteado fue condenado a prisión perpetua (en ese entonces 25 años de cárcel) y ya lleva alojado 27 en la Unidad Penal II de Oberá. Al respecto, si bien por el tiempo transcurrido estaría en condiciones de gozar de salidas transitorias, los profesionales en salud mental que lo asisten indican que no muestra arrepentimiento y constituye un riesgo para terceros. Como contrapartida, su conducta interna es ejemplar.

Posee 9 de conducta, lo máximo en la cárcel, y es el más longevo con 66 años. No sabe leer ni escribir y sus únicas visitas se reducen a los allegados de otros internos, ya que sus propios familiares no quieren tener ningún tipo de relación con él. 

En junio del año pasado se contagió de Covid-19 y estuvo varios días en terapia intensiva, pero se recuperó y volvió a la cárcel.  

Con 66 años Penteado es el preso más viejo de la cárcel de Oberá

Actualmente colabora en la panadería, ya que sus labores al aire libre -como ser en la chacra del penal- se vieron limitadas por las sucesivas negativas de los psicólogos de otorgarle salidas transitorias ya que aseguran que no está arrepentido de los crímenes que cometió.

“Tiene familia en Bonpland, pero nadie lo quiere recibir. La única persona que se ofreció para recibirlo es la esposa de otro interno condenado a perpetua, pero no se dieron las condiciones. Para los psicólogos que lo atienen, es un peligro para sí mismo y para terceros”, precisaron fuentes judiciales.

Por su parte, el licenciado Maslowski opinó que Penteado “reúne todas las características de un asesino serial de mujeres”.

El último día de “Pepa”

Norma Esther Sequeira y su familia residían en una chacra situada en el ex kilómetro 1265, Colonia Río Victoria, de San Vicente. El 22 de abril de 1995 la joven se dirigió a la casa de su hermana Elva Rosa, ubicada a unos dos kilómetros. Fue la última vez que la vieron con vida. 

“Recuerdo todavía el patio grande tierra, bien barrido, el horno de pan, las plantas de bananas. Todo muy prolijo. A Norma Sequeira le decían Pepa, había terminado la primaria y trabajaba en la chacra con sus padres. Ese día lavó la ropa con la madre, barrieron el patio y horneó pan salado y pan dulce para sus sobrinos, como hacía todos los fines de semana antes de ir a visitarlos. Era una linda tarde, se bañó, se cambió y se fue caminando a la casa de la hermana”, recordó Maslowski.

Licenciado Maslowski

En esa época no había celulares para avisar que llegó bien, por lo que sus padres dieron por hecho que Pepa pasó el fin de semana con su hermana mayor.

Pero el lunes 24, Elva Rosa llegó a la casa paterna de camino al pueblo y preguntó por su hermana. Ahí se preocuparon, pero no pensaron lo peor.

En primera instancia, Zacarías Sequeira y Ema Antúnez especularon que tal su hija estaba con algún noviecito, pero preguntaron a los vecinos y nadie la vio, por lo que acudieron a la Policía.

“El martes 25 iniciamos los rastrillajes, se reconstruyó el camino que hacía para ir a la casa de la hermana y enseguida se encontró el cadáver. Estaba completamente desnuda, tenía los ojos abiertos y no había putrefacción; primero por el clima frio y segundo porque al estar degollada, de lado a lado, perdió toda la sangre y así el cuerpo se conserva mucho más tiempo”, explicó el licenciado.

Maestro del horror

Maslowski recordó que Pepa era una joven bonita, de pelo negro y ojos verdes. El cadáver estaba desnudo, sobre un pajonal, al final de un rosado.

“Me designaron para custodiar la escena del hecho hasta que llegue el juez (Horacio) Alarcón de Oberá y el personal de Criminalística. Quedamos con otros policías y si pasaba alguien ya le preguntábamos. En esa época había muchos homicidios en San Vicente, la mayoría en enfrentamientos y con testigos, pero nunca uno como este”, recordó.

En los rastrillajes halló la cadenita de Pepa y la bolsita con el pan dulce que horneó para sus sobrinitos. Reviviendo los indicios de la escena, Maslowski indicó que la víctima corrió de los agresores, pero la alcanzaron, la derribaron y le propinaron varias puñaladas en la espalda.

En el forcejeo logró darse vuelta y ahí la apuñalaron en el torso. Y luchó por su vida, tal como indicaban las marcas defensivas en los brazos.

Iniciada las pesquisas, un hermano de la víctima contó que su vecino Juan Carlos Rolón, entonces de 19 años, siempre le mandaba saludo y le daba cartitas para Pepa. “Se ubicó a ese muchacho y surgió que se juntaba con Penteado, y le pedía consejos. Ahí está el mal consejo. Resulta que este muchacho estaba enamorado de Pepa, pero consiguió al peor maestro”, lamentó.

Fueron tras Penteado, que se hacía llamar Batista y residía en una chacra vecina, pero ya se había ido. En el lugar encontraron una manta y un cuchillo con sangre.

Luego, tal como indican crónicas de la época, Rolón confesó que violaron a la víctima durante toda la noche del sábado y al otro día Penteado visitó a los padres de la chica y hasta tomó unos mates ellos, ya que quería saber si se habían enterado de que no llegó a la casa de su hermana.

Después regresó a la escena, volvió a violar a la menor y la degolló. Una secuencia inimaginable.

Ni tan loco

Al momento el hecho Penteado tenía 39 años y arrastraba la condena previa por el homicidio de su propia madre. Pero eso se sabría con el correr de los días. Hasta entonces lo incriminaba el relato de su cómplice y los elementos hallados en el allanamiento del lugar donde vivía.

“Los vecinos tenían mucha bronca porque conocían a la familia de la víctima y los detalles aberrantes del caso. Por eso organizaron partidas para encontrarlo. Incluso después, cuando estaba detenido, se tuvo que reforzar la seguridad en la comisaría de San Vicente porque lo querían linchar”, rememoró Maslowski.

En tanto, si bien tras el homicidio de su madre lo declararon inimputable, el accionar de Penteado confirmó que, a pesar de ser analfabeto, usó todo su intelecto para el mal.

Tras ser excarcelado por el homicidio de su progenitora fue albergado por otro ex convicto que conoció el Loreto, a quien le robó plata y se escapó.

“Se escondió en Andresito, donde trabajaba y cuidaba un obraje. Hasta que un día desapareció y se llevó mercadería y dos motosierras. De ahí se lo ubicó en Fracrán, a 30 kilómetros de San Vicente, donde cambió las motosierras por una yunta de bueyes. Por eso en la zona lo conocían como el “boicero”. Empezó a hacer changas, pero no en Fracrán, sino en Puerto Argentino porque sabía que en Fracrán lo podían relacionar con las motosierras. Es decir que no es tan loco”, opinó Maslowski.

Fue así que lo albergó un hombre mayor, José Francisco Batista, a quien después le robó varias cosas y el DNI que le sirvió para obtener una identidad falsa.

¿La tercera víctima?

Si bien oficialmente a Domingo Jesús Penteado se le imputaron dos homicidios, existen fundadas sospechas de que podría tener relación con un tercero, tal como Recordó Maslowski.

“En 1998 trabajaba en Criminalística en Oberá y llegó de San Vicente una caja con restos óseos. Se realizó la reconstrucción y se determinó que se trataba de una mujer joven, de unos 14 años. Luego se supo que eran los restos de una chica que fue vecina de Pepa Sequeira y había desaparecido poco tiempo antes, ya que los padres reconocieron unas prendas. Hasta el día de hoy los pobladores de la zona sospechan que también fue una víctima de Penteado. Esta chica sí tenía un novio y entonces los padres pensaron que se fue con el muchacho”, comentó.

Y agregó: “La data de muerte aproximada fue dos meses antes que Norma Sequeira. Mucha coincidencia. Por eso, viendo las características de este criminal, se lo catalogaría como un homicida serial de mujeres. El homicida serial se define en prolijo y desprolijo, cuanto más nivel intelectual más prolijo, y Penteado es analfabeto. Las veces lo que lo vi parecía inofensivo, que es otra característica de los abusadores: nunca se enfrentan con otro hombre, sino que abusan de mujeres y niños. Parecen buenos y tranquilos: la fachada perfecta”.

Por todo lo expuesto, sus antecedentes y la opinión de especialistas, parece poco probable que la bestia misionera tenga una tercera posibilidad de caminar como un hombre libre en esta vida.

Todo hace presagiar que Penteado terminará sus días en la cárcel de Oberá

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