Para la justicia, Sandro Falcón está prófugo desde marzo de 2007. “Sigo esperando que entre por mi puerta y me dé un beso. Hizo algo muy malo, pero es mi hijo”, reflexionó Delicia Mendoza. Precisó que el parricida tenía problemas de adicción
Sandro Fabián Falcón tenía 27 años cuando fue visto por última vez por su familia, el 18 de marzo de 2007. Ese mediodía, descontrolado por las adicciones, ingresó a la casa de su hermana en el barrio Caballeriza de Oberá, se acercó en silencio y asesinó a su padre de una puñalada por la espalda.
Su hermana, cuñado y sobrinos fueron testigos del sangriento hecho. El parricida se dio a la fuga y nunca más supieron de él. Fue como si se lo tragara la tierra.
Transcurridos 17 años de la desaparición de su hijo, Delicia Mendoza (69) no pierde la esperanza de volver a verlo, aunque reconoció que tampoco descarta lo peor, como que “por ahí, él mismo se haya hecho algo, arrepentido por lo que le hizo al padre”.
En diálogo con este medio, la jubilada comentó que durante los primeros meses después del hecho creía que Sandro regresaría por sus propios medios o, en el peor de los casos, que la Policía lo encontraría.
Pero los años fueron pasando y nadie nunca supo nada sobre el posible paradero de su hijo, aunque “en el fondo de mi corazón sigo esperando que entre por mi puerta y me dé un beso. Hizo algo muy malo, pero es mi hijo”, reflexionó.
También reconoció que sospecha que la Policía haya tenido algún tipo de responsabilidad, al tiempo que mencionó que su hijo escapó con lo puesto y no disponía de recursos.
“Sólo Dios sabe qué pasó, pero me pregunto si no le mataron y desaparecieron el cuerpo. La Policía hizo guardia dos meses en mi casa, un día les llamaron por la radio, se fueron y nunca más volvieron. Aparte, sacaron todas las fotos de mi hijo que estaban pegadas en las comisarías. Pregunté por qué, y me dijeron que fue orden del juzgado”, detalló Mendoza.
Misterio y dudas
Recordó que en la Seccional Tercera de Oberá la foto de su hijo estaba pegada al lado de la imagen de Mario Golemba, desaparecido desde el 27 de marzo del 2008.
“Me pregunto ¿por qué si ni Sandro ni Golemba aparecieron, sacaron sólo la foto de mi hijo?”, señaló con criterio.
Al momento del parricidio estaba separada de la víctima. Al respecto, mencionó que tanto su hijo como su ex marido eran alcohólicos, y el muchacho también consumía drogas. Padre e hijo vivían juntos en el barrio Caballeriza y se ganaban el sustento tarefeando.

“Me dejé con mi marido por el alcohol y mi hijo tenía el mismo vicio. Tres días antes del asesinato pelearon feo y el papá le cortó en la cara. Después, Sandro le dijo a la novia que le iba a matar al padre para vengarse. Ella le dijo que no hable pavadas, pero el 18 de marzo cumplió su palabra. El papá estaba en la casa de otra hija y Sandro entró despacito y le pegó una puñalada delante de los sobrinos. Se escapó, lavó el cuchillo en una vertiente y corrió para el monte”, relató la madre.
Al otro día el muchacho se presentó en la casa de un familiar y le dijeron que su padre había muerto. Fue lo último que supieron de él.
“Nunca más apareció para nadie”, aseguró su madre, al tiempo que lamentó: “Yo estaba tarefeando cuando ellos pelearon unos días antes. Capaz si estaba por acá podía evitar lo que pasó”.
Recordó que cuando su hijo era adolescente recurrió a diferentes organismos para tratar sus adicciones, pero no obtuvo respuestas.
“Después que mató al padre seguí golpeando puertas para saber qué le pasó, pero nada, y pienso que un ser humano no puede desaparecer así”, opinó con tristeza.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.