Una menor contó que era víctima de su padre y un tío, al igual que una prima. Los acusados les daban plata para que no hablen. La esposa de uno de ellos quiso retirar la denuncia porque las menores mintieron, supuestamente. Pero lo cierto es que las pericias médicas y psicológicas complicaron a los sospechosos
Un tremendo drama intrafamiliar quedó al descubierto cuando una mujer observó una situación que para otros parecía intrascendente: un adulto acostado en la misma cama que una nena, indicio que derivó en una charla entre madre e hija que culminó en una denuncia por abuso sexual contra el padre y el tío de la criatura.
Además, los mismos fueron acusados de violar a otra pequeña, prima de la primera víctima. Surgió que los acusados les daban plata a las niñas para que guarden silencio.
Según el expediente judicial que se tramita ante el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, los hechos se registraron en la localidad de Colonia Aurora y se extendieron por alrededor de dos años. Los implicados son cuñados entre sí, están detenidos desde marzo y las pruebas en su contra son contundentes.
En la denuncia, la madre de una menor de 15 años detalló que en primera instancia creyó que el único culpable era su hermano, tío de la menor.
“Cuando me contó lo que le hizo mi hermano, yo le pregunté, ¿cómo le vamos a contar esto a tu papá?, y ahí ella me dijo: ‘¿Qué? Si él también me hace lo mismo’. Yo me quedé paralizada, no sabía para dónde correr”, declaró la mujer de 33 años.
En el medio, la misma denunciante -concubina de Ariel O. R. y hermana de Juan S.- se presentó en sede policial para rectificar la denuncia original con el argumento de que su hija y su sobrina reconocieron que mintieron.
De todas formas, para la justicia se trató de un intento desesperado por atenuar la responsabilidad de los imputados, ya que tanto la declaración de las menores en Cámara Gesell como los estudios ginecológicos avalan que las menores fueron víctimas de abuso sexual por parte de los citados.
Dos años de horror
Los hechos que se investigan salieron a la luz el pasado 5 de marzo, cuando la denunciante se presentó en la comisaría de Colonia Aurora y contó que dos días antes visitó a una hermana que le reveló un dato que le hizo pensar y la llevó a hablar con su hija de 15 años.
“Mi hermana me comentó que el día anterior le pareció raro que nuestro hermano Juan se acostó en la cama con mi sobrina de 10 años, siendo que tenía otra cama al lado. Entonces, mi hermana se acostó en el piso, al lado, y Juan se levantó y se fue. Por eso mi hermana me dijo que tenía que tener cuidado por mi hija (de 15 años), porque Juan siempre iba a mi casa”, precisó.
Ese mismo día, la mujer charló con su hija y lo que escuchó derrumbó la vida familiar que conocía hasta entonces.
“Me hijo que mi hermano Juan está acostumbrado a manosearle a ella y a la prima, y que su papá también la manosea. Ella lloraba y no quería que denuncie al padre. Por eso le dije que no le iba a denunciar, pero me cuente todo. Ahí me contó que los días que Juan salía del fútbol o se iba en casa por otra cosa, esperaba que yo me duerma para ir a la pieza y la manoseaba, y que le papá hacía lo mismo”, indicó.
Según su hija, los abusados databan de hacía dos años, aproximadamente. Ese lapso, agregó, coincidió con un evidente cambio de carácter de la chica, que “se volvió más rebelde”, a decir de su progenitora.
Desmentida y evidencia
En tanto, el pasado 25 de mayo -con su concubino y su hermano detenidos desde hacía dos meses y medio, lo que derivó en una creciente tensión entre familiares-, la mujer volvió a la comisaría de Aurora y rectificó su denuncia original.
Afirmó y dejó asentado que su hija manifestó que “todo lo que dijo de su padre era mentira”, que “inventó porque estaba enojada porque no le dejaba salir” y que tenía celos de su hermano menor, y que su prima también inventó todo para apoyar a su hija.
Pero contrario a ello, para la justicia la acusación es sólida y se apoyo en dos pruebas claves: el relato de las víctimas en Cámara Gesell y los informes médicos.
Según el expediente, el relato de la menor de 15 años en Cámara Gesell es “claro, congruente y con adecuada carga emotiva, la misma refiere vivencias abusivas crónicas de carácter sexual en un medio intrafamiliar, por parte de su padre José y por parte de su tío Juan o Juancho”.
“Respecto a la modalidad, refiere ‘esa cosa que los hombres tienen me pusieron a mi’, lo cual resulta ser una referencia inequívoca de acceso carnal genital, indicando asimismo que las situaciones relatadas comenzaron cuando ella tenía 12 años, aproximadamente”, se detalla.
Asimismo, el testimonio se ve corroborado por el informe médico ginecológico preliminar, en el cual “se constata la presencia de un desgarro himeneal de larga data, hallazgo compatible con prácticas de acceso carnal vaginal no consentidas y claramente anómalas para una menor de su edad, que no ha referido prácticas sexuales consentidas con terceros. Esta evidencia objetiva reviste especial relevancia como sustento probatorio del acceso carnal indicado”.
Ofrecían plata a las víctimas
En cuando a la menor de 10 años, en el expediente consta que su relato en Cámara Gesell es “espontáneo, coherente y acorde a su etapa evolutiva, indica persistentes tocamientos por parte de su tío Juan, a quien identifica como autor de los hechos”.
“La niña refiere además que su prima también fue víctima, y menciona métodos de coerción, como el ofrecimiento de dinero para que no hablara, lo cual refuerza la credibilidad de su testimonio y la mecánica de abuso persistente en un entorno intrafamiliar, el cual habría tenido lugar desde sus 9 años de edad”, indica el informe pericial.
En consecuencia, el pasado 4 de junio el juzgado interviniente amplió la acusación sobre los dos implicados.
Por los hechos en perjuicio de sus sobrinas de 15 y 10 años, Juan S. afronta cargos por “abuso sexual con acceso carnal reiterado en concurso real” y “abuso sexual simple reiterado”, respectivamente.
En tanto, por los hechos contra su propia hija, Ariel O. R. está imputado por “abuso sexual con acceso carnal reiterado agravado por el vínculo y por haber sido cometido contra una menor de 18 años. Aprovechando la situación de convivencia preexistente con la menor en concurso real”, delito que contempla una pena de hasta 20 años de prisión.
Un vocero del caso indicó que es inminente el dictado de prisión preventiva y el traslado de los imputados desde la comisaría a una unidad carcelaria provincial.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.
Por Dios !! Pobres inocentes !! Esos desagraciados, no tienen q salir de la cárcel, qué clase de seres humanos son , porq decirles animales,no se puede,porque los animales defienden a sus crías !