Livio Andrés Mendoza señaló que la familia de su fallecida concubina pergeñó un plan para quedarse con su hija de 3 años. Mencionó que un tío de la niña trabaja en el mismo juzgado que dictó la medida en su contra, en Aristóbulo del Valle
En poco más de un año, Livio Andrés Mendoza (30) padeció dos hechos que podrían ser demoledores para cualquiera, pero él sigue luchando y no quiere bajar los brazos. Primero falleció su esposa y ahora la justicia decidió que su hija de 3 años permanezca al cuidado de los abuelos maternos, una decisión que el progenitor considera injusta.
Respecto a lo más reciente, se trata de una medida de protección integral de la menor que fue ordenada por el Juzgado Civil, Comercial, Laboral y de Familia de Aristóbulo del Valle.
Según Mendoza, con domicilio en Oberá, todo fue orquestado mientras que la niña estuvo unos días de paseo en la casa de sus abuelos maternos, en Aristóbulo del Valle.
En tanto, aseguró que tras el fallecimiento de su concubina -en mayo del año pasado- y en reiteradas ocasiones, desde la familia materna le propusieron hacerse cargo de la niña, siempre con el argumento de que se crie junto con un hermanito mayor, fruto de una relación previa que tuvo la progenitora.
“Muchas veces insistieron con hacerse cargo de mi hija, lo que nunca acepté porque la amo y quiero que esté conmigo. Cómo le voy a regalar mi hija a los abuelos”, reflexionó.
En diálogo con este medio, detalló que meses después del deceso de la madre de Oriana conoció a otra mujer con la que formalizó y tuvieron un bebé.
Luego surgió una posibilidad de trabajo en Brasil, a donde se mudó con su familia y Oriana comenzó el jardín de infantes.
“En ese lapso, por ejemplo, mis padres nos visitaron en Brasil, pero los abuelos maternos no”, graficó.
Por la dinámica laboral, estando en el vecino país surgió una posibilidad de trabajo en el Sur: “Como Oriana había empezado la escuela, ella se quedó con mi señora y el hermanito en Brasil, donde estábamos cómodos y con posibilidades de seguir”.
Dudas y suspicacias
Todo transcurría sin contratiempos, hasta que el pasado 25 de mayo, Mendoza llevó a su hija de visita a la casa de los abuelos maternos, instancia en la que le pidieron que la deje unos días, lo que aceptó.
“Una tía gemela de la mamá me volvió a pedir que viva con ella, para no separarla del hermano mayor, pero le dije que no. El lunes cuando la fui a buscar, salió la abuela con un papel del juzgado. Me dijo ‘la nena habló’ y que tenía una marca en la cara. Yo no entendía nada. Desde entonces ellos tienen a mi hija”, explicó.
Mencionó que hasta ahora nunca le aclararon lo que supuestamente dijo la niña ni qué era la nombrada marca. La justicia tampoco citó a su pareja, para aclarar cualquier duda sobre la relación con la criatura.
En cambio, señaló un dato al menos sugestivo: “Un tío de mi hija, hermano de la mamá, es policía y trabaja en el juzgado que tomó la decisión de sacarme a Oriana. Hoy la puedo ver del portón para adentro de la casa donde está, ni siquiera la puedo llevar a la plaza. Estoy desesperado, no sé qué hacer para recuperar a mi hija”.
Sobre la marcha del expediente, el pasado 21 de agosto el defensor de menores se expidió respecto a la situación de la criatura.
Si bien dejó asentado que se debe garantizar que tenga contacto con su padre, opinó que “no es conveniente que sea sometida a constantes mudanzas y cambios en las personas que la cuidan, lo que hace conveniente que permanezca bajo la guarda de los abuelos maternos y con el contacto frecuente con el padre”.
Asimismo, planteó que no pudo constatar el domicilio que el padre fijó en Brasil.
La defensa del padre
Dicho argumento fue atacado por el abogado particular de Mendoza, quien consideró “inexacto” y “malicioso” lo expuesto por el defensor.
Luego de citar la dirección exacta, precisó que su cliente “realiza trabajos esporádicos y circunstanciales en la ciudad de San Martin de los Andes, Neuquén, cuando las obras que se realizan en Brasil se paralizan, quedando siempre la menor bajo la guarda y protección de su pareja, mamá de la hermana menor de Oriana”.
“Llama poderosamente la atención que el señor defensor, quien debería velar por los intereses de los niños, exponga en su imaginaria e infundada defensa de dos carillas, que los domicilios denunciados son inexistentes, porque él mismo busco en la aplicación ‘Google maps’, investigación muy poco seria para la investidura de un cargo tan importante dentro del ámbito judicial. Parecería a todas luces una falta total de empatía y de compromiso con los intereses que están en juego, que no son nada más y nada menos, que los derechos del padre sobre su hija”, remarcó el letrado.
Por ello, solicitó que “se reproduzcan las pruebas tendientes a realizar las entrevistas psicológicas y exámenes socioambientales a las partes, con el fin de avanzar en el esclarecimiento del hecho, teniendo en cuenta que la tardanza en la toma de decisiones, genera un perjuicio irreparable al señor Mendoza quien se ve privado de ejercer la responsabilidad parental de su hija por una denuncia totalmente infundada y maliciosa”.
.
.

Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.