Un reciente informe del Observatorio de Argentinos por la Educación encendió todas las alarmas: el 54% de los estudiantes argentinos de 15 años reconoció que se distrae con el celular durante las clases, mientras que el 46% se distrae por el uso que hacen sus compañeros.
Argentina también encabeza la lista regional en otro indicador preocupante: más de un tercio de los estudiantes (37,6%) nunca desactiva las notificaciones de redes sociales durante la clase, lo que los mantiene en un estado de atención fragmentada y exposición constante a estímulos externos.
“Los países con mayores restricciones al uso del celular en la escuela tienden a registrar menores niveles de distracción”, cita el estudio.
Se menciona que países como Japón, Corea del Sur y Macao (China), donde los celulares están limitados o directamente prohibidos en los establecimientos, exhiben los mejores rendimientos académicos y los índices más bajos de distracción.
Hoy el problema no es tecnológico, se convirtió en cultural, ya que “el celular se volvió una extensión del cuerpo adolescente, un símbolo de identidad y pertenencia”, explica el informe.
En ese contexto, en Misiones varias instituciones públicas y privadas decidieron prohibir el celular en horario de clases.
Al respecto, desde el Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones (SPEPM) remarcaron que “el celular puede ser una herramienta valiosa, siempre y cuando su uso esté orientado al aprendizaje y se realice de forma responsable”.
Por ello, advierte que el uso indiscriminado de los dispositivos se convirtió en un factor de distracción que “afecta la concentración y el rendimiento académico de los estudiantes”, y subraya la necesidad del acompañamiento familiar para consolidar hábitos saludables de estudio y convivencia escolar.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.