“El gramo de cocaína vale 15 mil pesos y mi hijo ya vendió la mitad de mis cosas para pagar su vicio”: confesión de una madre obereña
M. R. (56) ya no sabe qué puerta tocar para ayudar a su hijo, S. D. (22), preso de la adicción a la cocaína, una droga que hace estragos en Oberá. La mujer, empleada estatal, aparenta muchos más años de los que en realidad tiene, fruto de las preocupaciones y dolores que le acarrean el vicio de su único hijo.
“Y eso que le di todo, pero como lo crie sola, capaz me faltó un poco de límites”, expresó como pidiendo perdón. Pero las madres siempre están, por lo menos en la mayoría de los casos.
Contó que a cuando su hijo tenía 14 años comenzó a notar los primeros síntomas de consumo.
“Le empezó a ir mal en el colegio, hasta que abandonó todo. Antes jugaba al básquet y también dejó. Un día le encontré un porro en la mochila, le hablé y me dijo que era de un amigo. Con el tiempo empezaron a desaparecer cosas de la casa y le volví a hablar, pero ya estaba más grande, tenía 16, y se volvió incontrolable”, aseguró.
Más allá de su esfuerzo por sacarlo de los malos hábitos, el chico cayó en una espiral descendente que parece no tener retorno.
“El gramo de cocaína vale 15 mil pesos y mi hijo ya vendió la mitad de mis cosas para pagar su vicio. Pero qué voy a hacer, prefiero que viva conmigo a echarlo y que se muera en la calle”, reconoció M. R. con lágrimas de dolor.
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