A 14 años y 4 meses de la desaparición, la Justicia Federal ordenó excavar en la comisaría donde habrían asesinado y sepultado a la víctima. Fue clave el aporte de testigos de identidad reservada. Un caso icónico de la violencia institucional en Misiones
La justicia federal ordenó el allanamiento de la comisaría de Dos de Mayo, dependencia donde habrían detenido y asesinado a Mario Fabián Golemba (27), visto por última vez por su familia el 27 de marzo de 2008.
Para la comunidad no hay dudas: a Mario lo mató la Policía de Misiones. Pero tuvieron que pasar 14 años y 4 meses (o 5228 días) para que la justicia proceda. Mucho tiempo, demasiado. Pero fue un primer paso.
Durante 13 años el expediente durmió en algún cajón del Juzgado de Instrucción Dos de Oberá; pero el año pasado intervino el Juzgado Federal de Posadas y en pocos meses se dieron importantes avances.
La Fiscalía Federal N° 2 de Posadas, a cargo de Silvina Gutiérrez, trabajó en serio y el caso Golemba pasó a investigarse como “desaparición forzada de persona”.
En ese contexto, la jueza federal María Verónica Skanata ordenó el allanamiento de la comisaría de la Mujer de Dos de Mayo, dependencia que funciona en el mismo predio de la seccional Primera.
El procedimiento surgió por el aporte de testigos de identidad reservada que se animaron a contar lo que saben, como ser que la misma noche que desapareció Golemba lo vieron esposado en la seccional y que sus restos habrían sido depositados en un pozo ciego del lugar.
Hoy se realizaron tareas preliminares de sondeo y despeje en varios sectores, mientras que para mañana están previstas excavaciones más profundas en el exterior de la comisaría de la Mujer.
De las tareas participa personal de Gendarmería Nacional Argentina (GNA), Prefectura Naval Argentina (PNA), Policía Federal Argentina (PFA) y del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU), dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación.
El último mensaje
Se sabe que el 27 de marzo de 2008, aproximadamente a las 7.15, Mario Fabián Golemba salió de su casa en Picada Indumar, Dos de Mayo, con destino a Oberá.
Al momento de su desaparición el joven vivía junto a sus padres, Irma Komka y Antonio Golemba, y sus hermanos Nancy Dalila y Eliezer.
Aquel 27 de marzo llegó a Oberá para consultar con una nutricionista, ya que pretendía ganar algo de peso.
Alrededor de las 10.30 fue atendido por la profesional, tras lo cual envió mensajes de texto a sus familiares y a su novia Angélica. El último texto fue enviado a las 14.43, cuando avisó que llegaría de tardecita. Nunca más supieron nada de él.
En el medio se tejieron varias hipótesis, pero la familia siempre sospechó del accionar policial, sobre todo a partir del testimonio de dos hombres que declararon que la noche del 27 de marzo de 2008 vieron a Mario esposado en la comisaría de Dos de Mayo.
En tanto, a contramano del criterio que tuvo el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, al hacerse cargo del expediente el Juzgado Federal de Posadas dio entidad a los citados testigos y encarriló la investigación.
Testigo clave
“Una noche a eso de la nueve le traen a un muchacho esposado con las manos en la espalda pero no le hacen entrar al calabozo, le dejan al lado de la puerta y le reconozco como a Mario Golemba. Él también me reconoció y me dijo: “hola Ramón, podés sacar mi celular yo te voy a dar el número para que llames a mi gente”, el celular lo tenía en el bolsillo de adelante del pantalón y no podía sacar porque estaba esposado con las manos atrás. No llegué a sacar el celular porque cuando estaba por meter la mano para sacarlo vinieron dos policías y le llevaron a otro lugar”.
Así comenzó la declaración testimonial de Ramón Domingo Olivera (29), el 28 de abril de 2009, ante la entonces jueza de Instrucción Uno de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat.
Se había cumplido trece meses de la desaparición de Golemba cuando dos internos de la Unidad Penal II de Oberá -el citado Olivera y Vas Carlos Almeida (61)- se animaron a contar que en marzo del año anterior lo vieron esposado en la comisaría de Dos de Mayo.
Pero la justicia provincial desestimó el aporte de Olivera y Almeida y el expediente quedó encajonado trece años como una simple desaparición.
“Por qué me pegan”
Luego de contar que vio a Mario Golemba esposado en el pasillo que da a la celda de la comisaría de Dos de Mayo, de donde lo sacaron cuando pidió ayuda para llamar a su familia, Olivera relató: “A las dos horas por ahí, ya estaba acostado y durmiendo, vino el jefe (Ewaldo) Katz abrió la puerta del calabozo y me llamó, me dijo vení. Me llevó a una pieza al lado de la guardia de la comisaría y me empezó a pegar”.
“Me dijo “vos tenés que contar de un caso de robo” que supuestamente había pasado un tiempo antes, pero cuando pasó eso yo ya estaba detenido. Y me preguntaba si conocía el nombre del muchacho que estaba ahí, por Golemba. De ahí me llevaron a la pieza adonde está la radio de comunicaciones, que queda en la parte de atrás de la comisaría y cuando pasé yendo para allá le vi a Golemba que estaba boca abajo en el piso de una camioneta de la policía, de esas de las nuevas, esposado para atrás estaba. Y tenía tapada la cabeza con algo negro, no sé si una bolsa o qué. La camioneta estaba en el garage de la comisaría, también en la parte de atrás”, agregó.
Y agregó: “Cuando yo estaba adentro de la piecita de radio escuché que le pegaban y que él decía “por qué me pegan si yo nunca hice nada para nadie”, también escuché que dijo que trabaja para la cooperativa de yerba y que todos lo conocen. Dijo soy Mario Golemba”. Según su declaración, luego de alrededor de dos horas escuchó que la camioneta donde Golemba estaba esposado arrancó y partió, tras lo cual no volvió a verlo.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.