Cuatro mujeres policías denunciaron al jefe de la comisaría de Alba Posse y al titular de la UR XI de Aristóbulo del Valle. Aportaron grabaciones donde quedaría probada la impunidad que ostentan los funcionarios acusados y que siguen en funciones
“Ustedes son el eslabón más débil de la institución y tienen que adaptarse a la Policía. Tienen que denunciar a los ladrones, no a los jefes de la institución, porque con eso no perjudican a los jefes, sino que manchan el uniforme y el prestigio de la institución. Tienen que tener sentido de pertenencia con la Policía”.
Quien se expresó en esos términos fue el comisario mayor Marcelo Chimiski, jefe de la Unidad Regional XI de Aristóbulo del Valle, denunciado por acoso sexual y laboral en perjuicio de subalternas.
El funcionario habló así durante una reunión con las damnificadas donde trató de impedir que lo denuncien, sin saber que lo grabaron.
La manera en que habló grafica la impunidad que ostenta gracias a la cobertura de la Jefatura, ya que antes de recurrir a la justicia ordinaria, las mujeres policías reclamaron ante Asuntos Internos de la Policía, aunque el expediente quedó en un cajón.
También fue denunciado el oficial principal José Luis Kinast, jefe de la comisaría de Alba Posse, dependiente de la UR XI.
La presentación judicial fue radicada el pasado 17 abril ante la fiscal de Instrucción Uno de Posadas, Amalia Spinnato. Las denunciantes contaron con el asesoramiento de la Línea 137 de atención a mujeres en situación de violencia.
En la denuncia se adjuntaron informes médicos y grabaciones de audio de la citada reunión.
De todas formas, a pesar de la gravedad de las acusaciones los jefes siguen en sus cargos y en las últimas horas trascendió que las víctimas fueron amenazadas con sanciones administrativas.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.