El año pasado el comisario mayor Marcelo Chimiski elogió al genocida Videla, pero Jefatura lo sostuvo. En abril fue denunciado por acoso sexual y tampoco pasó nada. Ahora se multiplican las quejas por explotación y presiones al personal
A las denuncias contra el comisario mayor Marcelo Chimiski por acoso sexual y laboral en perjuicio de subalternas de la Unidad Regional XI de Aristóbulo del Valle, en las últimas semanas se multiplicaron las quejas por explotación laboral y presiones al personal y oficiales de la misma dependencia.
En tal sentido, más allá de los requerimientos propios de la tarea, se cuestiona el trato hacia los subalternos y exigencias ridículas como la lectura diaria de “efemérides” en el izamiento de la bandera.
Puede pasar que en un barrio se esté produciendo un delito y la Policía no llegue a tiempo porque estuvieron leyendo las efemérides.
También se consideran exageradas las normas sobre el uso del uniforme, ya que según el reglamento de la fuerza los jefes y segundos de comisarías pueden vestir de civil en horario vespertino, lo que ahora fue prohibido en la UR XI.
“Es tremenda la explotación laboral. Somos esclavos. Por la tarde se podía ir de civil, pero hasta eso prohibieron. Me pregunto si Jefatura sabe de las cosas que Chimiski y el segundo González nos hacen hacer. Parece que somos la policía militar. Izar todos los días pabellones formados y la lectura de efemérides, parece el colegio. Siendo que eso no hace al trabajo de seguridad”, cuestionó un oficial de alto rango.
Acoso sexual
Vale recordar que el pasado 17 de abril cuatro mujeres policías radicaron una denuncia contra Chimiski y otro oficial por acoso sexual y laboral. La presentación se realizó ante la fiscal de Instrucción Uno de Posadas, Amalia Spinnato.
Además de Chimiski, también fue denunciado el oficial principal José Luis Kinast, entonces jefe de la comisaría de Alba Posse, dependiente de la UR XI.
“Ustedes son el eslabón más débil de la institución y tienen que adaptarse a la Policía. Tienen que denunciar a los ladrones, no a los jefes de la institución, porque con eso no perjudican a los jefes, sino que manchan el uniforme y el prestigio de la institución. Tienen que tener sentido de pertenencia con la Policía”, dijo Chimiski durante una reunión con las subalternas donde trató de impedir que lo denuncien, sin saber que lo grabaron.
La manera en que habló grafica la impunidad que ostenta gracias a la cobertura de la Jefatura, ya que antes de recurrir a la justicia ordinaria, las mujeres policías reclamaron ante Asuntos Internos de la Policía, aunque el expediente quedó en un cajón.
En la denuncia se adjuntaron informes médicos y grabaciones de audio de la citada reunión. De todas formas, a pesar de la gravedad de las acusaciones los jefes siguen en funciones. Como contrapartida, las víctimas fueron amenazadas con sanciones administrativas.
Elogio a Videla
Tampoco es casual la reiteración de hechos de violencia institucional en jurisdicción de la UR XI de Aristóbulo del Valle, donde manda el comisario Chimiski, quien hace un año utilizó su estado de Whatsapp para exaltar la figura de Jorge Rafael Videla, ex presidente de facto y condenado a la pena de reclusión perpetua como autor de 469 crímenes de lesa humanidad.
El comisario compartió una imagen con fotos de Videla y un joven de gorra, aros y lo que parece una pistola, y la consigna: “CON ESTA GORRA NO HABRÍA MÁS DE ESTAS GORRAS”, dando a entender su apoyo al genocida condenado. Aberrante.
Propios camaradas se mostraron indignados y repudiaron su actitud, al tiempo que hicieron notar la impunidad que ostenta, ya que su publicación no tuvo ninguna repercusión institucional.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.
