Por supuestos celos, la dueña de una conocida boutique golpeó, cortó los cabellos y difundió chats privados de una clienta. A tres semanas del hecho, la agresora ni siquiera fue notificada de la causa. El hecho se registró en Santa Rita
En el pueblo todos se enteraron y durante un par de días fue tema de conversación excluyente. Y no fue sólo un “chisme”, sino que el hecho se corroboró por las imágenes que se difundieron por redes sociales, dando cuenta de una sorprendente impunidad.
Pero a pesar de la contundencia de la prueba, ya que la misma implicada se encargó de viralizar las fotos de la víctima, hasta el momento las autoridades no accionaron en función a la gravedad de la denuncia.
Las imágenes son abrumadoras y hablan por sí solas: una mujer sentada en una silla, con evidentes signos de haber sido golpeada, aterrorizada y con lágrimas en los ojos.
Del otro lado, quien la somete sostiene una tijera con la cual la amenazó de muerte y le cortó los cabellos que tenía hasta la altura de los codos; luego le quitó el celular, lo revisó y tomó captura de su contenido. Después destrozó el aparato.
Según la denuncia de E. F. (35), el hecho se registró el pasado 16 de septiembre en Santa Rita, municipio de Alba Posse, y en primera instancia la mujer se recluyó en su casa con su hijo por temor a represalias, ya que la agresora la habría amenazado para que no cuente lo sucedido.
Pero con el correr de los días familiares y allegados la alentaron a denunciar por la gravedad del caso, lo que finalmente concretó el 21 de septiembre en la comisaría de la Mujer de Oberá, puesto en Alba Posse habrían minimizado el hecho.
De todas formas, una vez que concretó la denuncia la misma fue girada a la jurisdicción correspondiente y se inició el sumario. En tanto, el expediente penal está a cargo del juez de Instrucción Uno de Oberá, Pedro Piriz.
Viralizó fotos y chats privados
En su denuncia, E. F. detalló que el 16 septiembre a la tarde se acercó hasta una conocida boutique de Santa Rita, propiedad Marcela Z., donde se probó y compró un par de botas. Siempre según su relato, pagó una parte en efectivo y el resto con tarjeta.
Pero una vez que realizó la transacción, la dueña del local la tomó por la fuerza y la encerró en una habitación contigua que se utiliza como depósito de la tienda.
La víctima detalló que Marcela Z. es de contextura mucho más robusta que ella y por ello no tuvo problemas en someterla. Además, la propietaria del comercio la amenazó con una tijera y le propinó trompadas en diferentes partes del cuerpo.
La dueña del local le quitó el celular, la obligó a sentarse en una silla y llaveó la puerta del depósito. Con la víctima encerrada y paralizada de terror, la agresora le cortó varios centímetros de cabellos.
En tal sentido, precisó que antes del hecho tenía el pelo hasta la altura de los codos y la agresora lo dejó apenas por debajo de los hombros.
Como si eso fuera poco, la propietaria del lugar tomó captura de pantalla de los chats personales de E. F. y luego los viralizó por redes sociales, junto con el nombre y fotos de la víctima siendo sometida, tal la imagen que acompaña esta crónica.
La agresora también la amenazó con lastimar a su pequeño hijo si radicaba la denuncia, al tiempo que rompió su celular.
Sobre la motivación de tan brutal accionar, la denunciante manifestó que la dueña de la boutique actuó por celos, ya que le recriminó que habría tenido un amorío con su pareja.
Violencia e impunidad
En tal sentido, la víctima mencionó que efectivamente el hombre le escribió, halagó su figura y la invitó a salir, pero aseguró que ni siquiera le respondió los mensajes.
Pero la agresora no entró en razón y la sometió con extrema violencia. Por las amenazas, después la víctima sólo atinó a refugiarse en su casa con su hijo.
Con el correr de las horas y la ante la difusión del hecho por redes sociales, familiares y amigos la contactaron para consolarla. También le recomendaron que realice la correspondiente denuncia.
Así, en primera instancia la víctima se presentó en la comisaría local, pero habrían subestimado el hecho, ante lo cual viajó a Oberá y denunció en la comisaría de la Mujer.
Luego, por razones de jurisdicción, la misma fue elevada a comisaría de Alba Posse, dependiente de la Unidad Regional XI de Aristóbulo del Valle.
Un allegado a E. F. se mostró preocupado por la lentitud en el avance del expediente, lo que siembra temor en la víctima y su familia.
“Ella estuvo varios días encerrada porque fue muy feo lo que le hicieron. En realidad fue a comprarse un par de botas y terminó privada de su libertad, le cortaron el cabello -con lo que eso implica para una mujer-, la golpearon y publicaron sus fotos y chats personales. Y la acusada todavía ni quisiera fue citada por la Policía. Es de una impunidad pocas veces vista”, subrayó.
Incluso, mencionó que “tampoco fue la primera vez que la agresora hace una cosa así, siempre con el argumento de que se meten con su marido, lo que no le da derecho a nada. También llama la atención la inacción de las autoridades ante un caso tan grave”.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.