Carlos Wolhein integra el Cuerpo Médico Forense de Misiones y realizó la autopsia sobre el cuerpo de Reinaldo Andrade. Hoy, en el juicio, explicó que la víctima fue ejecutada “con un disparo a corta distancia”, desarticulando la versión de los ex policías Matías Lohn y Fabio Boges
«Tenía vida y el disparo se hizo a proximidad de la boca del cañón con el cuerpo», aseguró el médico forense Carlos Wolhein ratificando el informe de la autopsia practicada sobre el cadáver de Reinaldo Andrade (37), asesinado el 13 de noviembre de 2019 en el paraje San Ignacio de El Soberbio.
Lo hizo hoy ante el Tribunal Penal Uno de Oberá, donde se desarrolla el debate oral que tiene como imputados a los ex policías Matías Lohn (27) y Fabio Boges (34), sindicados autor y partícipe necesario del homicidio agravado, respectivamente.
El aporte del profesional del Cuerpo Médico Forense de Misiones es clave en este caso y contradice la versión de los acusados, quienes sostienen que los disparos fueron a distancia y en movimiento, en medio de una persecución sobre un camino terrado que derivó en una colisión.

La autopsia, sin embargo, determinó que el disparo que dio muerte a Andrade fue a corta distancia y la pericia balística es coincidente con eso, mencionado un espacio de «10 milímetros» o «el cañón casi apoyado» a la cabeza.
El forense explicó que «con un bisturí y el debido cuidado para no tocar la piel» hicieron el rasurado de un área de la cabeza por donde había ingresado el proyectil y detectaron que el orificio de entrada «tenía bordes bien definidos».
En paralelo observaron «elementos compatibles con un disparo a corta distancia», mencionando «presencia de residuos (humo y pólvora sin quemar que arrastra el proyectil) y un halo de quemadura alrededor del orificio de entrada que habla de la proximidad del cañón sobre la piel», aunque en ese punto excusó de precisar posibles distancias aludiendo que «eso es materia de criminalística».
Lo ejecutaron
Sobre los elementos que mencionó como compatibles con un disparo a corta distancia, Wolhein expuso que «el halo de quemadura aparece en instancia de vitalidad porque marca una reacción inflamatoria de la piel alrededor del orificio de entrada, no hay halo de quemadura si el disparo es sobre una persona muerta; y en cuanto a la presencia de humo en el área, si el disparo es a distancia no va a alcanzar al cuerpo porque se disipa en el trayecto, el proyectil se va limpiando en la trayectoria hasta el impacto, por eso, si tengo humo quiere decir que (la pistola) estuvo tan cerca del cuerpo que no llegó a disiparse».
«Explicado de otra forma, cuanto más cerca la boca del cañón está del cuerpo, hay más probabilidades de que el humo ingrese por la cavidad, y eso solo puede producirse con apoyo directo o con proximidad. Cuando no hay espacio interpuesto entre la boca (de la pistola) y el cuerpo, ingresa humo y partículas de pólvora a la cavidad ósea», insistió Ante el interrogatorio de los abogados de Lohn y Boges, respondió que «todo se verifica y certifica» y en base a eso el Cuerpo Médico Forense «determinó que el disparo fue de atrás hacia adelante, de abajo hacia arriba y desde el ángulo derecho hacia la línea media». Ello avala la hipótesis de que la víctima fue ejecutada.

Se concluyó que hubo «pólvora, humo y quemadura», dijo, mencionando una vez más que «son elementos que me dan incidencia a opinar, en base además a mi experiencia, que hubo apoyo del arma o proximidad. No soy testigo ocular pero es la conclusión a la que llegué en base a los hallazgos en el cadáver y mi experiencia».
Desarticulación del cráneo
En ese tramo de su declaración, expuso otro dato relevante, y mencionó que Andrade sufrió la «desarticulación del cráneo producida por la onda expansiva producto del disparo», y fue tajante al colocar tal daño en el rango de «otro elemento de proximidad». El forense aclaró que «no hay forma de obtener desarticulación craneana si no hay onda expansiva y esa onda expansiva se produce solamente con proximidad (del arma de fuego). Es muy difícil de lograr esa lesión porque son huesos muy solidificados y Andrade era una persona joven, con huesos muy duros».
En ese sentido explicó que el orificio de salida fue generado sin que el proyectil alcance a salir de la cabeza de Andrade, y justamente esa es una arista de la que se sostienen los abogados para defender la teoría de que los disparos fueron a distancia, desde el auto en que iban sus defendidos, y que el proyectil impactó contra la víctima con potencia atenuada porque antes perforó el vidrio de la luneta de su auto y por ello, no tuvo la fuerza suficiente como para salir generando otro orificio.

Sin decirlo explícitamente, dan a entender que el poder de fuego de una pistola 9mm disparada a corta distancia haría mucho más daño, y generaría un orificio de salida.
«Para vencer la resistencia ósea el proyectil pierde mucha fuerza, luego la sigue perdiendo y no le queda suficiente para salir del cuerpo», argumentó Wolhein, y por tercera vez apuntó que en el informe forense «se describe lo que se vio, son cuestiones objetivadas y están plasmadas en el papel porque estaban en el cuerpo, es simple»
Policías contratados como peritos de parte cuestionaron la investigación
Jeremías Serrizuela (37), oficial de la Policía de Misiones y licenciado en Criminalística, fue contratado por la defensa de los acusados para brindar su opinión técnica sobre la mecánica del hecho que se investiga.
Ante el Tribunal, expresó que su visión se apoyó en el estudio del expediente, mediante lo cual constató tres disparos en el auto de la víctima: uno en cubierta y dos en la luneta trasera. Las balas partieron desde la ventanilla del acompañante del auto que conducía Boges, es decir que el tirador fue Lohn.
Indicó que los disparos fueron a larga distancia con los autos en movimiento, mientras que uno de los disparos que dieron en la luneta continuó su recorrido e hirió de muerte a la víctima.

Hugo Zapana, codefensor de Lohn, solicitó el uso de una pantalla para graficar la secuencia, a pesar de lo que calificó como “criterio atávico” del Tribunal y pidió recordar que “estamos en el siglo XXI”, como también “un poco de sentido común”. De todas formas, el pedido fue rechazado.
En la continuidad, el perito dijo que el proyectil perdió fuerza al chocar con la luneta, por eso no salió del cráneo de la víctima.
De todas formas, respecto a las manchas de sangre que había en el interior del coche de Andrade dijo que “no se puede descartar que haya disparado con el cañón apoyado”.
A su turno, la licenciada en Criminalística Andrea Strocen Schelske, también integrante de la fuerza provincial y perito de parte, cuestionó lo que consideró “la falta de preservación de la escena del crimen a cargo de la Policía”, como también expresó reparos a la investigación y recolección de datos.
En este punto coincidió con el oficial Serrizuela, a pesar de que ambos son policías en actividad.
Asimismo, criticó que varios sobres recepcionados por Gendarmería con pruebas del caso estaban abiertos: “Sin la adecuada cadena de custodia se pierda le certeza”.
Fotos: Alex Wereszczuk
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.