El cobrador de carne Nicolás D’Amico fue asesinado el 30 de octubre de 2015 en la carnicería La Rueda de Oberá. Diego Benegas era el dueño del comercio y debía al frigorífico donde trabajaba la víctima. No se probó la causa de muerte y las defensas lograron atenuar el delito
Ya habían cerrado la carnicería La Rueda, aquel viernes 30 de octubre de 2015, cuando Nicolás “Junior” D’Amico (35) fue asesinado en la oficina de la administración. Luego colocaron su cadáver en el baúl del Volkswagen Bora que usaba la víctima y lo trasladaron a 20 kilómetros de Oberá, hasta colonia El Chatón, en Alem, donde quemaron el coche.
Los autores y encubridores del hecho tal vez creyeron que cometieron el crimen perfecto, pero no, ya que dejaron un reguero de pruebas que seis meses más tarde permitió incriminarlos.
Fue clave que el GPS del Bora marcó la carnicería como el último destino de D’Amico, ya que luego fue desconectado.
A casi nueve años del hecho, esta semana se concretó el juicio oral que tuvo siete imputados, de los cuales cinco fueron sentenciados a penas de prisión efectiva.
Contrario al criterio de la fiscalía y de la querella, para el Tribunal Penal Uno de Oberá no hubo premeditación ni alevosía, por lo que tampoco impusieron la pena máxima.
Diego Benegas (40) fue sentenciado a 24 años de cárcel como autor de homicidio simple. Al momento del hecho era el dueño de la carnicería y se probó que debía plata al frigorífico para el cual D’Amico trabajaba como cobrador.

Por su parte, Jonathan “Yoni” Gutiérrez (31) deberá purgar 20 años como partícipe necesario del delito de homicidio simple.
En tanto, Gustavo Benegas (37) y Diego Gutiérrez (34) -hermanos de los primeros- recibieron una condena de 5 años de prisión como partícipes secundarios de homicidio simple. Por el mismo delito, Gustavo “Katú” García (32) recibió una pena de 4 de cárcel.
Duda latente
También fueron juzgados Guillermo Andrés Burkiewicz (36) y el ex cabo de Policía Sebastián Rockenbach (37). Ambos fueron imputados porque el primero le vendió un revólver a Diego Benegas, arma que le fue entregada por el ex policía en la carnicería.
Finalmente, el Tribunal impuso un año de prisión en suspenso para Burkiewicz por el cargo de entrega de arma de fuego a quien no acredita condición de legítimo usuario.
A su vez, Rockenbach resultó absuelto por el beneficio de la duda. El mismo llegó a juicio acusado de tenencia de arma de fuego y entrega de arma de fuego a quien no acredita condición de legítimo usuario.
Ocurre que por el estado del cadáver de D’Amico no se pudo determinar la causa de muerte ni la utilización de un arma de fuego.
Precisamente, la forma en que mataron a la victima fue un interrogante que siempre sembró dudas y hasta en el propio debate los dos principales implicados se echaron culpas: Diego Benegas dijo que Yoni Gutiérrez apuñaló a D’Amico, mientras que Gutiérrez afirmó que Benegas lo golpeó con una barreta de hierro. Nada se probó.
Pero la participación central de los dos citados nunca estuvo en dudas, ya que el propio hermano de Yoni los incriminó en su primera declaración: “En un momento veo que mi hermano Yoni y Diego (Benegas) lo levantan a Junior y lo llevan hasta el baúl del auto, lo arrastraron de la camisa y el pantalón desde la oficina hasta el Bora que estaba de culo, al lado de la oficina”.

Testigo clave
El otro que complicó a Diego Benegas y a Yoni Gutiérrez fue Gustavo García.
“(…) vi que Diego Benegas tenía un hierro en la mano cerca de las cámaras frigoríficas. Se puso el hierro debajo de la manga de su campera. En la oficina estaban Junior y Yoni. Su hermano Diego Gutiérrez estaba en el sector de carnes ayudando a limpiar. Ahí Diego va hasta la oficina y lleva un maletín, eso me contó Diego después. Yo estaba en el sector de la choricería, a unos 30 metros de la oficina y escuché un grito: Qué hacés loco, pará, y también escuché ruidos como que se caían escritorios (…) Después Diego Benegas salió con el hierro en la mano y nos dijo a Gustavo (Benegas) y a mí: Quédense tranquilos no pasa nada, yo lo maté, yo me hago cargo”, declaró en la instrucción.

Y agregó que “Gustavo (Benegas) cuando entró a la oficina y vio que le estaban golpeando a Junior, les gritó que paren de pegarle y salió asustado. Después de eso, Diego Benegas salió a buscar el Bora de Junior que estaba en la playa de estacionamiento y ubica el auto en la puerta trasera de la oficina, baja y le pide a Yoni que lo ayude a cargar el cuerpo. Yoni tenía puesta una camiseta de Boca y un pantalón de la carnicería y un bidón de cinco litros con nafta en la mano”.
Pero ya en el debate, García optó por hacer silencio y no declaró, aunque sus dichos en la instrucción fueron claves para sustentar la acusación sobre los principales sospechosos y situar a Diego Benegas como autor del hecho.
Acusación y defensa
En su alegato, el querellante Claudio Katiz solicitó prisión perpetua para los cinco principales acusados apoyado en la hipótesis de un homicidio agravado con alevosía, premeditación y encubrimiento.
Por su parte, el fiscal Elías Bys colocó a Diego Benegas y a Yoni Gutiérrez en el rol de autores materiales de homicidio agravado con alevosía y premeditación, requiriendo para ellos una pena de prisión perpetua, no así para los otros tres.
Matías Olivera, defensor oficial de los hermanos Gutiérrez, buscó y logró suprimir las figuras de premeditación y alevosía. Incluso graficó: “Eso fue un despelote, qué premeditación pudo haber”.
Opinó que “hasta ahora no está claro el móvil del crimen”, exponiendo que “Gutiérrez no tenía motivación” porque siendo empleado de Diego Benegas en la carnicería “qué ganaría haciendo algo así”.
Yamile Scholles, defensora oficial de los hermanos Benegas, fue la única que pidió el cambio de carátula a homicidio simple porque “no se acredita alevosía y la causa tiene muchas dudas”.
Apuntó la responsabilidad sobre Yoni Gutiérrez, diciendo que “Diego (Benegas) actuó y encubrió los actos de Jonathan, intervino para defenderlo”.
También remarcó que D’Amico “no entró al local como un vendedor de estampitas a cobrar una deuda, entró pesado”.
Sobre Gustavo Benegas argumentó que no denunció el hecho porque sabía que su hermano había encubierto a Yoni llevando el cuerpo.
“Conforme con el fallo”
Luego del veredicto, el querellante Katiz expresó su conformidad con las penas impuestas por el Tribunal, aunque había solicitado prisión perpetua para cinco imputados.
“Estoy conforme con el fallo. Se pudo demostrar, no en forma total, pero sí en un 90 por ciento, la materialidad de los hechos y la cadena de encubrimientos. Hubo un pacto de silencio entre los cinco condenados. Tal vez si alguien se hubiera quebrado y hablado, se podría haber desarmado esa madeja”, opinó.
En otro tramo, reconoció que “pensaba que sólo iban a quedar tras las rejas Diego Benegas y Jonathan Gutiérrez, pero que los tres restantes se iban a ir a su casa. Por eso esta querella está muy conforme con los cargos que se dieron a todos. Se hizo justicia por D’Amico”.

María Victoria D’Amico, hermana de la víctima, indicó que “después de tantos años, finalmente llegó la justicia”, aunque mencionó “me hubiera gustado que las condenas sean mayores”.
Opinó que “la justicia en las provincias es muy lenta, se debería haber llegado mucho antes a este juicio, en uno o dos años. No sé mucho de leyes, pero esperar nueve años para conocer la sentencia de los imputados, es mucho”.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.