Para la fiscal Myriam Silke, dos policías esposaron, humillaron y maltrataron a Josías Galeano en un procedimiento ilegal. Lo amenazaron y hasta le «plantaron» un cuchillo. Una agente contradijo la versión de los imputados. Se trata de un expediente paralelo al homicidio del menor obereño
La fiscal de Instrucción Dos de Oberá, Myriam Estela Silke, solicitó elevar a juicio el expediente penal contra dos policías obereños imputados por los delitos de “privación ilegal de la libertad, severidades y amenazas” en perjuicio de Josías Ezequiel Galeano (15), cuyo cadáver fue hallado el 3 de junio de 2022 en una chacra a las afueras de la ciudad.
El petitorio fue presentado el pasado 6 de agosto para análisis del juez de Instrucción Dos de Oberá, Horacio Alarcón.
Para la fiscal, la investigación está completa y corresponde ventilar en juicio oral y público la causa contra el oficial subayudante Carlos Junior Moreira (28) y el cabo Daniel Melnik (35).
Según determinó la instrucción y tal como detalló Silke, los citados funcionarios “se constituyeron en la casa del menor Josías Ezequiel Galeano, trasladándole hasta la Seccional Cuarta con la excusa del inicio de un sumario judicial y/o contravencional donde buscaban un celular sustraído y un cuchillo, donde al llegar lo esposaron a la reja que da al patio, dejándole a la intemperie, maltratándole y humillándole, no cumpliendo con las normas de procedimiento para con los menores por no existir en esa fecha causa de ninguna clase contra dicho menor, privándole ilegítimamente de la libertad”.
Como si todo ello fuera poco, la fiscalía citó que “luego, cuando entregan al mismo a su madre, dijeron en tono amenazante textual: ‘Su hijo es un delincuente…’, que ningún abogado lo iba a poder ayudar y que, si le encontraban por la calle, no iba a contar”.
Entre las pruebas, se menciona la declaración de una policía que contradijo dichos de sus camaradas imputados.

Aporte clave
Josías Galeano desapareció el 30 de abril de 2022. La noche anterior, dos policías recorrieron el barrio Villa Blanquita de Oberá preguntando por él, pero no llegaron a su casa.
En los primeros días de búsqueda, su mamá Carolina Ramírez apuntó sus sospechas sobre el accionar policial y contó que días antes, el 11 de abril, los imputados llegaron a su domicilio acusando a su hijo de haber robado un celular.
En ese contexto, dijo que el menor fue trasladado hasta la Seccional Cuarta y cuando lo buscó, le contó que los policías lo habían esposado y golpeado. Luego, varios hombres que ese día estuvieron detenidos en el lugar confirmaron que vieron esposado al chico, lo que contradice las leyes vigentes.
Entre los testimonios que complican a los dos imputados se destaca el de la agente Maira Bolochín, quien desmintió dichos del cabo Melnik, el cual oportunamente señaló: “Al llegar a la Cuarta el chico quedó a resguardo de la encargada de guardia, la agente Bolochín”.
Contrario a ello, en sede policial la agente manifestó que “ese día se encontraba como encargada de guardia, pero en ningún momento vio al menor Josías Galeano porque no tiene contacto con esa parte de la comisaría, ya que se encarga de la atención al público, y quien le notificó de la demora del menor fue el oficial Moreira”, precisó la fiscal.

Encuadre legal
Para la fiscalía, al oficial subayudante Moreira y al cabo Melnik les comprende el artículo 144 bis, incisos 1 y 3, donde se señala que “será reprimido con prisión o reclusión de uno a cinco años e inhabilitación especial por doble tiempo: el funcionario público que, con abuso de sus funciones o sin las formalidades prescriptas por la ley, privase a alguno de su libertad personal (…) El funcionario público que impusiere a los presos que guarde, severidades, vejaciones, o apremios ilegales”.
La imputación sobre ambos también incluye el artículo 149 bis, donde se expresa: “Será reprimido con prisión de seis meses a dos años el que hiciere uso de amenazas para alarmar o amedrentar a una o más personas. En este caso la pena será de uno a tres años de prisión si se emplearen armas o si las amenazas fueren anónimas.
Será reprimido con prisión o reclusión de dos a cuatro años el que hiciere uso de amenazas con el propósito de obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad”.
La “plantaron” un cuchillo
En el requerimiento de elevación a juicio, la fiscal Silke detalló que el 11 de abril de 2022, aproximadamente a las 11.40, Moreira y Melnik llegaron al domicilio del menor y le dijeron a su mamá que lo buscaban por el supuesto robo de un celular.
“Lo trasladaron a la Seccional Cuarta, donde lo dejaron esposado a la reja del patio, a la intemperie, siendo que era un día lluvioso y fresco y el menor se hallaba con ropas livianas, imponiéndole un escarmiento para que supuestamente reflexione, maltratándole y humillándole, privándole ilegítimamente de la libertad al no haber causa contravencional ni judicial contra el nombrado en esa fecha, manteniéndolo ahí hasta las 18.20 en que la madre lo busca”, indica el escrito.
El 16 de mayo de 2022, Carolina Romero radicó la denuncia que disparó la investigación. El cadáver del menor recién fue hallado el 3 de junio en avanzado estado de descomposición.
En sede policial, Ramírez contó que el 11 de abril por la tarde los mismos uniformados la buscaron para que acompañe a su hijo a que lo revisara el médico policial, circunstancia en que observó que Josías estaba muy golpeado.
“(…) momento en que le dijo que lo habían golpeado los policías, donde los oficiales alegaron textualmente ‘su hijo es un delincuente’ y que ni un abogado lo iba a poder ayudar y que, si lo encontraban por la calle, su hijo no iba a contar”, subrayó la acusación.
También dejó asentado que los policías aportaron un cuchillo que luego se probó que no tuvo vinculación con el supuesto robo del celular adjudicado al menor, ya que la víctima no reconoció el elemento como el utilizado en el hecho.

Testimonios coincidentes
En el expediente se incluyen varios testimonios de hombres que vieron al menor esposado en la Sección Cuarta.
Marcelo N. relató que estaba detenido y habló con Josías. Dijo que “cuando llegó, en horas de la mañana, estaba vestido con un shorcito y una musculosa, descalzo, era un día lluvioso, y lo esposaron a las rejas que da al patio donde no había techo y lo dejaron ahí hasta las 16; no le dieron comida, entonces con C. y su hermano Celso consiguieron que le den un banco, le dieron de comer y agua como podían, le tiraron unas alpargatas y medias, una camperita y un pantalón”.
“El chico también pedía para ir al baño y ellos no lo permitieron; a las 16 lo llevaron por un rato y como a la hora lo volvieron a traer, dejándolo esposado nuevamente, supuestamente hasta que la madre lo busque”, cita la causa.
Por su parte, Hugo C. R. ratificó los dichos del anterior, agregando que “el chico tenía golpes debajo de la remera, supuestamente el señor rubio, gordo, grandote le pegó desde la casa”, en alusión a uno de los policías.
“El menor no estaba tomado ni drogado; tenía mucho miedo de los policías porque siempre le golpeaban, le decían que estaba mal acostumbrado porque cada vez que caía preso la mamá lo retiraba”, agregó.
Darien D. dijo haberlo visto golpeado y le contó que “unos días antes le paró el oficial Moreira, en Villa Blanquita, y le dio un golpe de puño en el ojo”.
En tanto, Jonathan C. declaró que estaba en la celda que da al frente del patio de visitas y “le despertaron unos gritos fuertes, los gritos eran de Josías Galeano. El mismo se hallaba esposado contra la reja (…) que tenía la esposa colocada en la muñeca izquierda y sujeta a la reja, el otro brazo lo tenía libre”.
Condenado por el homicidio
En marzo pasado y cuando ya se había fijado fecha para el debate oral, el único imputado por el homicidio de Josías Galeano aceptó reconocer su culpabilidad en el hecho mediante un juicio abreviado.
Se trata de Rogelio Andrés Techeira (26), alías “Koki”, quien fue sentenciado a 12 años de cárcel por homicidio simple. La condena fue impuesta por el Tribunal Penal Uno de Oberá en acuerdo con la fiscalía y la defensora oficial.
Por ello, la causa contra los policías denunciados es paralela al expediente del homicidio.
Ocurre que, si bien desde un primer momento hubo serios indicios de la participación de uniformados en el crimen, hasta el momento la justicia de instrucción no halló elementos para implicarlos en el asesinato, sí en los maltratos descriptos.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.