Fabián Britos cumplió 10 años de condena por intento de homicidio a su ex y le otorgaron la libertad condicional. Años antes fue sentenciado por lesiones graves a otra mujer. «Yo sabía que en algún momento lo iban a liberar, pero cuando me notificaron me dio terror porque sé de lo que es capaz», alertó Viviana Leske
El pasado 20 de agosto, el Tribunal Penal Uno de Oberá le concedió la libertad condicional a Fabián Britos (52), quien hace una década intentó asesinar a su ex concubina, Viviana Beatriz Leske (40). Años antes cumplió condena por lesiones graves a otra mujer.
El hecho más reciente se registró el 5 de agosto de 2015 a plena luz del día, en la plaza del barrio 70 Viviendas de Oberá. Britos emboscó a la víctima y le asestó una puñalada en el estómago.
Los 37 puntos de sutura y las recurrentes pesadillas que la sobresaltan por las madrugadas no hacen más que recordarle el horror y la impotencia que sintió ante la inminencia de la muerte.
En abril de 2017 el implicado reconoció su culpabilidad en juicio abreviado y el Tribunal lo sentenció a 15 años de cárcel por “homicidio calificado por violencia de género en grado de tentativa, y amenaza con arma blanca y lesiones leves reiteradas”.
En tanto, si bien recién en agosto de 2030 se dará por cumplida la pena, por el tiempo transcurrido tras las rejas y la evaluación carcelaria, hace poco más de dos semanas Britos goza de la libertad condicional y fijó domicilio en la casa de una hermana, en calle 10 del barrio San Miguel de Oberá.
Como una burla del destino, Leske fue notificada de la disposición judicial estando internada en el Hospital Samic, donde fue intervenida quirúrgicamente para colocarle una nueva malla abdominal en la zona donde hace 10 años recibió la puñalada.
“Tuvieron que cambiarme la malla que me sostiene las paredes del abdomen, porque el corte fue tan grande que se veían las tripas. Ahora me dijeron que no puedo hacer esfuerzos, que me tengo que cuidar demasiado”, comentó.
Temor latente
En diálogo con este medio, la mujer reconoció que teme que Britos vuelva a atacarla, más allá de la restricción vigente, ya que el condenado posee antecedentes previos al ataque en su contra.
Respecto a los requerimientos de la libertad condicional otorgada el pasado 20 de agosto, la misma está sujeta al “exhaustivo control del Patronato de Liberados”, cita la disposición del Tribunal.
Asimismo, se subraya que la prohibición de acercamiento a 300 metros de la víctima y sus hijos opera hasta el 10 de agosto de 2030, cuando se dará por cumplida la totalidad de la pena impuesta.
Pero la mujer recordó que cuando la atacó, hace 10 años, también existía una restricción vigente, lo que no impidió que el agresor tratara de matarla.
En realidad, ni siquiera seis denuncias previas por golpes y amenazas de muerte ni la exclusión de hogar y prohibición de acercamiento dictada semanas antes evitaron que Britos la apuñalara.
En trece años de convivencia la pareja tuvo cinco hijos, mientras que ella tiene un varón de una relación anterior, los cuales también padecieron la violencia a manos de su padrastro.
Tampoco es un dato menor que Britos ya purgó una primera condena por lesiones graves en perjuicio de una anterior pareja.
“Yo sabía que en algún momento lo iban a liberar, pero cuando me notificaron me dio terror porque sé de lo que es capaz. La verdad que estamos con mucho miedo. Aparte no sabemos cómo está, si cambió físicamente, como para cuidarnos que llegue de golpe”, alertó con criterio.
Tragedia anunciada
Aseguró que en varias ocasiones Britos se contactó con familiares para pedirles que intervengan para convencer a Leske que permita que sus hijos lo visiten en la cárcel.
El hijo más chico tiene 12 años y “no le conoce al papá”, según mencionó la madre, ya que tenía un año y medio cuando detuvieron a su progenitor.
Los más grandes recuerdan el maltrato: “Una vez llegó borracho le pegó a la nena mayor con un palo de escoba. Lo que más me dolía era cuando les pegaba a los chicos”.
Aseguró que los vecinos jamás se metieron, aunque muchas veces fueron testigos de la violencia verbal y física a la que estaba sometida junto con sus chicos.
“Yo aguantaba porque pensaba que iba a cambiar. Pero, sobre todo creía que si lo dejaba mis hijos me iban agarrar bronca. Siempre aguanté por ellos, por mis hijos, para que crezcan con un padre”, reconoció.
A mediados de 2015 Leske denunció a Britos por golpear a su hijo mayor. Por aquel episodio el hombre apenas estuvo preso una semana, pero ya no regresó a la casa por la restricción impuesta. Ahí juró venganza.
El 19 de julio irrumpió en la vivienda de los padres de Leske con un puñal, aunque ella logró escapar por una ventana. Entonces el violento descargó su ira lesionando a sus ex suegros.
El hecho derivó en una nueva denuncia, pero Britos ni siquiera habría sido notificado y tuvo vía libre para abordar a su ex pareja.
Con absoluta impunidad planificó el ataque que concretó la tarde del 5 de agosto de 2015 en la plaza del barrio 70 Viviendas de Villa Lindstrom.
“Mi nene más grande estaba jugando a la pelota en la plaza y no volvía, entonces le fui a buscar y ahí (Britos) aprovechó para hincarme”, rememoró.

“Me quiso cortar el cuello”
Al agresor no le importó que había niños jugando en el lugar ni adultos que resultaron testigos del hecho.
“Llegué a la plaza y él apareció de golpe, se ve que estaba mangueando. Me agarró de un brazo y me hizo sentar en un banco. Me preguntaba por qué le denuncié, me decía barbaridades. En un momento sacó el cuchillo y de una me quiso cortar el cuello, pero le empujé y ahí me hincó en la panza. Si no, me cortaba el cuello, como él quería, y me mataba ahí”, aseguró.
Un instante de incredulidad, después la desesperación ante la posibilidad del peor desenlace.
“En el momento no dolió, ni cuando hincó ni cuando sacó el cuchillo. Dolió después, cuando empezó a sangrar. Sentía el calor de la sangre chorreando y cada vez me sentía más débil. Me desesperaba porque pensaba en mis hijos, qué sería de ellos si me moría”, recordó en detalle.
Tras el ataque Britos escapó corriendo con dirección a San Miguel, mientras que sus hijos -testigos del ataque- fueron a pedir ayuda a la casa de sus abuelos.
Por fortuna, por esos días un hermano de Leske que reside en la provincia de Santa Cruz estaba de visita en Oberá y disponía de movilidad, lo que terminó salvando la vida a la víctima.
“Después los médicos me dijeron que menos mal mi hermano me llevó rápido, porque si tardaba un minuto más me moría desangrada porque me perforó el hígado”, aseguró.
Al momento del hecho el agresor era referente tarefero y permaneció prófugo cinco días. Tras la sentencia, cumplió la pena en la cárcel de Oberá.
Antecedente que preocupa
El caso de Fabián Britos tiene sus particularidades y las autoridades lo saben, ya que antes de tratar de matar Viviana Leske había intentado lo mismo con otra mujer, pero la causa derivó en lesiones graves y en pocos años recuperó la libertad.
“Yo me enteré varios años después y él negaba. Decía que estuvo preso por estafa, hasta que un día le conocí a su primera víctima. Fue en un festival en Guaraní, ella se acercó y me dijo: ‘No estés con él, tenés que irte y llevate a tus hijos porque es un asesino. Mirá lo que me hizo…’, ahí él se metió y le dijo que se vaya, que estaba loca”, recordó.
La mujer de Guaraní le faltaban varios dedos de una mano y una oreja, producto del ataque a machetazos donde salvó su vida de milagro.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.