Cocaína, marihuana, pedra, pasta base: Pastoral de Adicciones de Oberá advirtió por el avance del consumo de drogas
En diez años, la Pastoral de Adicciones de Oberá atendió a más de 25 mil personas y solo en 2025 registró casi 4 mil consultas. Con 1.475 historias clínicas abiertas y casos que van desde los 5 años hasta adultos de 90, transcurre su año de mayor demanda y alerta por la situación
La Pastoral Diocesana de Adicciones de Oberá, en sus diez años de funcionamiento desde su apertura y hasta noviembre último, atendió a un total de 25.144 personas, abriendo 1.475 historias clínicas de pacientes en tratamiento. Aproximadamente el 70 por ciento son varones y el resto mujeres. Todos presentan consumo problemático de sustancias estupefacientes (cocaína, marihuana, pedra, pasta base), así como hay casos de adicciones al alcohol, vapeadores electrónicos, cigarrillos e incluso ludopatía.
En cuanto a la edad de quienes se acercaron al espacio en busca de ayuda, la mayoría se encuentra entre los 20 y los 60 años, aunque también hay pacientes en la franja de 70 a 90 años. Los menores, mayormente son niños de 10 años en delante, aunque el más chico ingresó bajo tratamiento con apenas 5 años, y todos ellos, en cantidad, casi igualan al grupo de mayor edad, reflejando crudamente el cada vez más temprano inicio en el consumo de drogas, por presión de pares o curiosidad.
En la Pastoral, cuya sede es el Oasis de Misericordia, ubicado sobre avenida Sarmiento 645 de Oberá, las personas que llegan sumergidas en las adicciones reciben tratamiento psicológico, psiquiátrico y, cuando corresponde, medicación. El abordaje también incluye la intervención de trabajadores sociales, psicopedagogos, nutricionistas y un médico clínico, y pueden iniciar su proceso de recuperación con el acompañamiento del grupo Narcóticos Anónimos, que funciona en el mismo espacio. Los referentes y familiares que acompañan a la persona adicta reciben la misma atención y contención en el complejo camino de la recuperación.
Si bien el tratamiento es ambulatorio, el seguimiento profesional es constante, e incorpora la realización de test de drogas aleatorios durante las consultas. Además, los pacientes tienen la posibilidad de participar en talleres que se dictan en la sede de la Pastoral, y cuentan con la opción de finalizar sus estudios primarios y secundarios a través del Sistema Provincial de Teleducación y Desarrollo (Sipted), modalidad flexible para jóvenes y adultos.
Casi 4 mil atenciones en 2025
En lo que va de 2025, hasta el 30 de noviembre, fueron atendidas 3.914 personas, superando ampliamente las cifras de años anteriores (en 2023 fueron 3.415 y en 2024 fueron atendidas 3.230). De ese total, 3.460 son pacientes con consumo problemático y 454 acompañantes.
Estos números, que reflejan la gravedad y el avance de las adicciones en la zona centro, fueron presentados durante el cierre de año de la Pastoral, luego de la misa de acción de gracias presidida por el obispo de la Diócesis de Oberá, monseñor Santiago Bitar. «Los sufrientes vienen a esta casa buscando, en el fondo, el abrazo sanador de Jesús y el encuentro con Él, que es el único que puede saciar plenamente la sed de vida y de sentido en el corazón del hombre», expresó en su homilía. También, en ese marco, recordó a las 12 personas bajo tratamiento que fallecieron como consecuencia de este flagelo que atraviesa a toda la sociedad.

«Son más de 25 mil consultas. Cuántos ciegos, cuántos sordos, cuántos mudos, cuántos paralíticos, cuántos enfermos, cuántos heridos por el consumo de sustancias llegaron aquí, a esta casa en donde está Jesús vivo, resucitado en su cuerpo místico que es la Iglesia, y en sus miembros, que somos nosotros. Y cuántos recibieron, como lo hizo Jesús, ese abrazo que sana y que sacia», valoró Bitar ante profesionales de la salud, benefactores y voluntarios. Pidió además que «este camino recorrido, el presente de la Pastoral Diocesana de Adicciones, el sueño de Fazenda de Esperanza y el camino por recorrer lo dejemos en manos del Padre».
«Acá viene gente que necesita salir de un infierno»
Por su parte, el coordinador de la Pastoral Diocesana de Adicciones de Oberá, Dr. José Domingo Fabio, agradeció al equipo diocesano, a los organismos públicos que integran la red de atención y contención para personas adictas y a los benefactores, pero puso especial énfasis en la solidaridad, la vocación y la calidad humana de los profesionales y voluntarios que trabajan diariamente: «Nos pone felices contar con este plantel de profesionales y voluntarios que nos acompaña con vocación y mucha enjundia, entregándose al que más lo necesita», destacó.
En sintonía con esa tarea, y siendo la Pastoral el único espacio de este tipo en toda la zona centro -lo que motiva la derivación y llegada de personas de localidades alejadas como San Javier, San Vicente, San Pedro y muchas otras, e incluso de detenidos y condenados que buscan tratar sus adicciones-, Fabio recordó: «Jesús nació en un establo y no lo arroparon con ropas de una boutique costosa, sino con cariño y afecto, con un abrazo de la humanidad. Por eso, cuando creció, nos dijo que había que dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, visitar a los presos y a los enfermos. Y eso es lo que hacemos aquí y por lo que estamos satisfechos, porque vamos cumpliendo, porque estamos ante un Cristo crucificado que expresa el dolor de quienes vienen, y ante un Cristo resucitado que es quienes logran salir de este gran problema que son las adicciones».
Semanas pasadas una comerciante de Oberá, cuyo local está pegado a Oasis de Misericordia, sede de la Pastoral de Adicciones, expuso en un video que subió a sus redes sociales a un grupo de personas que recibe asistencia, a modo de reclamo por situarse en la vereda de su local, e hizo público su deseo de que el espacio se mude a un lugar alejado del centro. «Quizás no es el lugar, quizás no es el espacio digamos, porque acá tenemos un colegio secundario, uno primario, hay criaturas. Justo en esta avenida que está girando Oberá, estas dos avenidas principales, Sarmiento y Libertad, recibimos colectivos con la gente que viene a los eventos, a las fiestas, y tampoco es el aspecto para la ciudad. Fue cuando me planteé esto de decir cómo podemos mejorarla, o que ellos (en alusión a las personas en situación de consumo problemático o de calle) no pueden estar en la vía pública», expuso en un medio de comunicación, recogiendo algunos apoyos, pero sobre todo cuestionamientos por la forma y el tono despectivo en que expuso su crítica.

«Acá viene gente que necesita salir de un infierno», graficó sin embargo Fabio. «Ese dolor moral que tiene quien necesita un abrazo, sanar su alma, salir de las adicciones y recuperar su vida es recibido, y va a seguir siendo recibido en Oasis de Misericordia», subrayó, llevando tranquilidad a las miles de personas que asisten a la Pastoral de Adicciones y reivindicando su función esencial como contrapeso ante el avance de las drogas, muchas veces desconocida pese a que la institución ya cumplió una década en la ciudad. «Las drogas no se toman vacaciones; no paramos en la pandemia y menos vamos a parar ahora. Estamos serenos y con la alegría interior de saber que estamos en el camino correcto», puntualizó.
Desde la Pastoral valoraron además que, paralelo al acompañamiento profesional, brindan desayuno y un plato de comida nutritiva y caliente, al mediodía, a un grupo de personas en situación de calle. El desayuno es donado por comercios y empresas obereñas que entienden la problemática y están decididas a brindar apoyo, y el almuerzo es aportado por la cocina centralizada de la Municipalidad, y es servido en un espacio cómodo y techado dentro de Oasis de Misericordia, que tiene sanitarios con duchas para el aseo y actualmente se está gestando un proyecto de ampliación.
Texto y fotos: Cristian Valdez.
.
.
