El proyecto de las termas de Oberá, a partir de la perforación del Acuífero Guaraní, comenzó hace 20 años y en 2005 concluyó la primera perforación. Hubo mil idas y vueltas, un segundo pozo y siempre más dudas que certezas. Hace más de dos años que el parque termal no funciona como tal.
En ese contexto, años atrás el contratista – perforador Pedro San Juan demandó a la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo) por supuesto incumplimiento de un contrato. Un juicio millonario que si hubiera prosperado habría sido el tiro de gracia para la entidad cooperativa, ya afectada por millonarias deudas.
San Juan reclamaba 1.436.000 dólares más 680.000 pesos por alquiler de equipos para la “reperforación de la perforación existente” del segundo pozo, ubicado en la planta de potabilización del kilómetro 10.
El contrato se firmó en marzo de 2014 y estipulaba la “renovación automática hasta finalizar el trabajo”. Una avivaba de acá a la China, como pasó con tantas cosas de la Celo.
Pero en la gestión de Romeo Schwengber y Rafael Pereyra Pigerl se revisó dicho contrato e intervino la justicia.
Finalmente y con fundados argumentos, el pasado 15 de febrero la jueza Civil y Comercial N° 2 de Oberá, Mónica Viviana Drganc Fernández, dictó sentencia rechazando la demanda iniciada por San Juan (expediente 82704/2017).
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.