Cultiva y vende yuyos medicinales para solventar su carrera deportiva: Fabricio De Contardi, abanderado del esfuerzo

Fabricio De Contardi fue campeón provincial de pedestrismo e incursionó en pruebas combinadas. “Nuestro cuerpo es nuestro templo, y si recibe cosas buenas, hace cosas buenas”, remarcó el atleta que aprendió de su abuela los secretos de los yuyos

Los deportistas profesionales entrenan en doble y hasta triple turno para lograr su mejor performance, mientras que el resto del día se dedican a descansar. Fabricio De Contardi (44) trabaja en doble y hasta triple turno para mantener a su familia y sostener su actividad deportiva; entrena entre tres y cinco veces por semana y, claro, descansa cuando puede.

Así es el día a día de un atleta aficionado que acumula una extensa trayectoria en el pedestrismo y pruebas combinadas -duatlón y triatlón- en la provincia de Misiones.

Criado por su abuela materna en una chacra de General Alvear, desde chico conoció las duras labores rurales, fue gurí tarefero y se curtió bajo el sol y el frío de los yerbales.

Según el propio protagonista, aquellas experiencias lo fortalecieron física y mentalmente para el deporte. Aquel esfuerzo temprano forjó su carácter y lo encaminó en la disciplina.

“La vida en la chacra es difícil, más para un chico que tiene que hacer cosas que hacen los grandes, pero en mi caso me ayudaron para darle valor a las cosas y no achicarme. Todo esfuerzo tiene su recompensa, en el trabajo y en el deporte”, reflexionó De Contardi.

Ya radicado en Oberá, en 2006 comenzó a trabajar en el Hogar Santa Teresita, reconocida institución que alberga a personas con discapacidad.

En paralelo, desde hace doce años inició un emprendimiento para reforzar su ingreso económico y que le permita desarrollar su pasión por el deporte.

“Pensé qué hacer para poder seguir corriendo y se me ocurrió esto de los yuyos medicinales, algo que fui aprendiendo de chico y siempre me interesó. Por suerte me fue bien y cada vez vendo más”, destacó.

Abanderado del esfuerzo

Sacrificio y logros

El pasado 25 de mayo corrió la media maratón que unió San Martín con Leandro N. Alem y se impuso en su categoría. En tanto, se prepara para correr los 21K en Posadas, el próximo 3 de septiembre.

Luego, en octubre, será el representante misionero en pedestrismo en las olimpíadas de la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (UTEDYC), que se realizarán en Mar del Plata.

“Por mi trabajo en el Hogar Santa Teresita soy afiliado del gremio y me invitaron a competir, así que estoy muy contento y preparándome”, expresó con satisfacción.

Sobre sus inicios en la actividad atlética, recordó que en 1996 vino por primera vez desde Alvear para participar en el Gran Prix Nocturno y nunca más dejó de correr.

“Parece mentira, pero ya pasaron 27 años de mi primera competencia. Me acuerdo que vine en bici y gané una medallita, y eso me incentivó muchísimo. Después me volví en bici de noche, pero estaba tan emocionado que ni sentí el esfuerzo”, recordó.

El entrenador Juan Alcides “Tito” Brende vio las condiciones del jovencito De Contardi y lo invitó a entrenar en la pista del polideportivo Ian Barney de Oberá.

“Me venía en bicicleta para entrenar, era un sacrificio pero me encantaba y enseguida vi los resultados. Empecé a competir a nivel provincial y me fue muy bien”, mencionó.

Sus condiciones naturales y el entrenamiento lo catapultaron al pelotón de punta en Misiones y en la temporada 2000/01 ganó 27 de 32 carreras disputadas.

Con tremendo record fue campeón provincial en mayores, escoltado por el posadeño Esteban Olivera, otro destacado de aquellos años.

“Me acuerdo que gané la Maratón del Ejército y me volví a dedo desde la Garita. El trofeo era casi tan alto como yo y gracias eso un señor paró y me trajo. Me dijo: ‘paré porque me sorprendió tu trofeo. Te felicito’”, rememoró.

El legado de la abuela

Su pasión por la bicicleta lo llevó a incursionar en triatlón y duatlón, aunque siempre corrió en desventaja ante atletas con más recursos y equipamiento. Pero eso nunca lo frenó y dio pelea.

Recién en 2006 se mudó a Oberá, cuando empezó a trabajar en el Hogar Santa Teresita, donde continúa. Actualmente reside con su familia en el barrio Lomá Porá, distante a siete kilómetros de su trabajo, trayecto que suele hacer corriendo para entrenar.

“Entreno cuándo y cómo puedo, pero siempre entreno. A veces me levanto a las 5 y entreno antes de ir al centro para vender yuyos, o sino entreno de noche cuando vuelvo del Hogar”, detalló.

Desde hace doce años su rutina laboral se divide en tres: se levanta de madrugada a secar y preparar yuyos; desde las 9 a las 12 se instala en la esquina de Santa Fe y Sarmiento, donde vende sus productos, y de 14 a 20 trabaja en el Santa Teresita.

Sobre las hierbas, aseguró que más que un trabajo extra se trata de una pasión que desarrolla con seriedad y compromiso: “Nuestro cuerpo es nuestro templo, y si recibe cosas buenas, hace cosas buenas”.

Se definió “enemigo de los agrotóxicos” y ponderó el secado natural de sus hierbas, ya que de otra forma se pierden las propiedades de las plantas.

“Soy autodidacta, leo muchos y también hice algunos cursos. Pero de quien más aprendí fue de mi abuela, porque en la chacra con ella todo se curaba con yuyos y me enseñó sus secretos”, remarcó con un brillo especial en los ojos.

Mientras transcurría la charla en la vereda, varias personas le consultaron por tal o cual hierba medicinal y varios compraron algo. 

“Tengo un montón de testimonios de personas que mejoraron con mis yuyos y es una satisfacción. Yo mismo los consumo y me siento muy bien para seguir corriendo”, subrayó.

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