Un audio y foto que se hicieron viral dispararon una acusación sin sustento. Julio L. permaneció diez días detenido con tres compañeros en Colonia Aurora. Insistió en la inocencia del grupo, lo que se corrobora con la falta de pruebas y la liberación de todos
El pasado 26 de septiembre, la Unidad Regional XI de Aristóbulo del Valle difundió un parte de prensa informando detalles de la detención de cuatro hombres sospechados de intento de secuestro de una nena de 8 años en Colonia Aurora.
Por las características del caso, como ser que entre los implicados había dos ciudadanos brasileños, el mismo tuvo una amplia difusión en medios provinciales y nacionales.
Los presuntos autores del hecho fueron identificados como Carlos Fabián Z. (34), con domicilio en Oberá; Julio L. (30), de San Vicente, y los brasileños Joel S. (36) y Jeovani D. A. (31), quienes permanecieron diez días tras las rejas.
En tanto, por disposición del juez de Instrucción Uno de Oberá, Pedro Piriz, el 5 de octubre se concretó la excarcelación de los cuatro, aunque siguen supeditados a la causa caratulada como sustracción de menores en grado de tentativa.
Lo llamativo del caso es que tan grave acusación se apoya sólo en la denuncia de la mamá de la presunta víctima, quien relató lo que su hija le manifestó.
La pequeña indicó que caminaba por la vereda cuando un hombre le lanzó una soga, ante lo cual ella corrió y le contó lo sucedido a su profesora de patín.
También mencionó a un testigo del hecho, quien luego fue citado y desmintió haber visto lo que manifestó la nena. La Policía tampoco dio con otras personas que corroboren la versión de la menor ni se hallaron registros en las cámaras de seguridad de la zona.
“Nos trataron como si fuéramos bandidos, siendo que desde el 2015 vendemos en la zona. Todavía no entendemos por qué estuvimos presos”, comentó Julio L.
En primera persona
El vendedor de alfombras (rubro al que se dedican todos los implicados) precisó que el pasado martes 26 de septiembre estuvieron casi todo el día trabajando en Santa Rita y zonas aledañas, por lo que recién entrada la tarde se dirigieron a Aurora.
“Habremos estado una hora para vender las últimas alfombras que teníamos. Yo les ofrecí a cuatro personas y dos me compraron. Incluso, en la casa de un señor mayor tomé agua. Después les mandé mensajes a mis compañeros para irnos”, detalló.
Asimismo, aseguró “ni vi la nena. El compañero que quedó con el auto estuvo estacionado frente a la comisaría, el banco y el polideportivo, todo cerca. Y creo que un secuestrador no iba a dejar el auto cerca de la Policía ni mostrarse vendiendo alfombras donde todos lo conocen”.
En tanto, comentó un episodio previo que sembró suspicacias en el grupo, ya que nunca antes habían tenido inconvenientes en la zona.
“El jueves antes de lo sucedido veníamos de 25 de Mayo y nos paró un control en el puente Piraí, teníamos todo legal y el policía nos preguntó cuánto hacía que trabajábamos por la zona. Le dijimos que desde 2015, pero nos dijo que pasemos por la comisaría a dejar los datos. Nos pareció raro, pero fuimos”, indicó.
Y agregó: “Al otro día, en la misma comisaría, nos dijeron que no hacía falta dejar los datos, que el tránsito es libre, pero igual dejamos. Eso fue el viernes a la mañana, y el martes siguiente nos acusaron de tratar de secuestrar a una nena. Por eso hay algo que no nos cierra. Quedó un poco siniestro para nosotros”.
“Ni vimos a la nena”
Todavía conmocionado por la grave acusación en su contra, los diez días detenido y los perjuicios que ello implica, Julio L. reconoció que se apoyaron en la fe para soportar lo que consideró “una gran injusticia que cometieron contra nosotros”.
“El primer día nos dijeron que íbamos a quedar detenidos por averiguación de antecedentes. Cuando estábamos sentados afuera llegó una mujer apuntándonos, y primero pensamos que quería que le devolvamos la plata porque estaba disconforme con una alfombra. Pero era la mamá de la nena”, recordó.
Cuando les notificaron el motivo de detención no entendían nada y hubo momentos de desesperación, conscientes de la gravedad de tal imputación.
Al respecto, señaló que “es muy difícil estar encerrado siendo inocentes, pero tuvimos que estar tranquilos. Hablamos entre nosotros y nadie hizo nada, ni vimos a la nena. No entendimos nada”.
Mencionó que en todo momento insistieron con su inocencia y, entre otras cuestiones, les insistían a la Policía que revisen las cámaras de seguridad de la zona, que las hay, para corroborar la inexistencia del delito.
“Nos aferramos a Dios porque es muy difícil estar preso sin deber nada. Todos somos creyentes y un brasilero decía ‘vamos a salir porque el 13 (de octubre) me caso’, y se casó. Mi papá es pastor y nunca anduve por malos caminos”, reflexionó.
También lamentó que por el momento no volvió a Aurora para evitar inconvenientes.
“Es un buen lugar de venta, por eso íbamos todas las semanas. A la gente le gusta lo que vendemos y a nosotros nos gusta ir, pero no volví para aquella zona para no tener otro disgusto”, agregó.
El caso
El pasado 26 de septiembre por la noche la comisaría de Aurora fue alertada sobre la presencia en el pueblo de un vehículo color bordo con cuatro ocupantes que habrían intentado secuestrar a una nena.
Un audio y una foto del coche que se hicieron viral dispararon la intervención de los uniformados, al tiempo que un grupo de vecinos se congregó frente a la dependencia policial para expresar su preocupación al respecto.
Fue así que alrededor de las 21, interceptaron a un Chevrolet Monza bordó, patente brasilera LYM 1I19, en el cual se movilizaban los hombres. Asimismo, se recepcionó denuncia a Maida S. (27), madre de la menor.
A partir de ahí, el episodio repercutió en las redes sociales y medio centenar de personas se movilizaron hasta la comisaría local en busca de respuestas.
Por su parte, desde un primer momento el patrón de los detenidos rechazó la acusación. Contó que desde hace varios años trabajan para una fábrica de sillas ubicada en Colonia El Progreso, distante a unos 15 kilómetros de Aurora.
“Son laburantes, todos tienen familia, hijos y ninguno es delincuente. Vendemos sillas, sillones, trapos de piso, alfombras. Vendemos en toda la provincia y nunca tuvimos problemas”, subrayó.
En ese contexto, se preguntó “en qué cabeza cabe que hayan estado vendiendo, incluso estacionaron frente a la comisaría, para después tratar de robar una criatura. Es más, cuando la Policía los detuvo estaban comprando para la cena y volvían a El Progreso”. Tras la excarcelación, el expediente se encaminaría al sobreseimiento de los implicados.
.
.
Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.