El fantasma del Cementerio Sueco (relato de un testigo)

Paró el remís en la esquina de San Martín y Buenos Aires, a eso de las once y media de la noche, bajo una lluvia torrencial. Le pidió al chofer que la lleve hasta la intersección de ruta 103 y Picada Sarmiento. Usaba un vestido blanco y estaba muy mojada.

El conductor fijó destino y a las pocas cuadras quiso romper el hielo con el clásico tema del clima, pero la joven no le contestó.

La observó por el retrovisor y le llamó la atención su belleza, aunque un poco pálida. Tenía el cabello de color castaño claro, un poco más largo que la altura de los hombros.

Por el camino, cruzando la rotonda del Hospital Samic, un relámpago iluminó la noche y el remisero volvió a lanzar un comentario sobre el tiempo. “Sí, llueve mucho… pero me gusta la lluvia porque limpia las almas”, le respondió ella y no dijo más nada.

Él se quedó sin argumentos. No entendió si fue un chiste o una reflexión más profunda. Eso sí, un escalofrío lo recorrió de punta a punta. Fue como un anuncio de lo que vería un par de minutos más tarde. Un presagio.

Al llegar al lugar indicado, la chica le pidió que gire a la izquierda. Él puso el guiño y apenas recorrió 30 metros, cuando ella le dijo que se detenga. El resto es cosa de no creer. 

Cuando giró para verla, ya no estaba. Bajó sin abrir la puerta del coche, o al menos él no escuchó nada. Segundos después, por el resplandor de un rayo, vislumbró la silueta femenina cruzando el portón del Cementerio Sueco.

Creyó que el corazón se salía del pecho, de tan fuerte que latía. Un sudor frío le mojó la espalda y aceleró a fondo, como queriendo escapar del terror que sentía. Tuvo fiebre, perdió el apetito y tardó varios días en comentar lo sucedido.

Cuando al final se animó a relatar el suceso, sus compañeros de trabajo le dijeron que no era la primera vez que pasaba. Incluso, le contaron que un colega una vez quiso hacer una denuncia porque la chica del Sueco no le pagó el viaje, pero los policías se le rieron en la cara.

Al final concluyeron que sería bueno rezar por ella y sellaron la anécdota con un Padre Nuestro.

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4 comentarios sobre «El fantasma del Cementerio Sueco (relato de un testigo)»

    1. La observó por el retrovisor y le llamó la atención su belleza??? vislumbró la silueta femenina cruzando el portón??? me da mas miedo el conductor que lo que cuenta; bastante «»»observador»»» ya casi a acoso.

  1. Ayyyy nooooo..
    Ahora los fantasmas también sufren de acoso????
    Digo yo…y que soy mujer..ya ni se puede mirar, que lo califican de acoso?? Por favoooorrrr!!!

  2. Son espíritus que no han podido trascender por alguna razón… El que cree, bien y al que no , también… Yo respeto .tengo empatía con todos …

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