Varias víctimas de Oberá declararon en el marco del expediente que se tramita en Buenos Aires. Detallaron el modus operandi del pederasta, cómo reclutaba a los menores y los manipulaba para someterlos sexualmente
Durante años Francisco Rolando Angelotti (46) acumuló tal impunidad y aceitó tan bien su sistema de captación que pudo abusar de innumerables menores en Oberá, lo que quedó plasmado en el relato de varios jóvenes que ya declararon ante la justicia.
Incluso, una de sus víctimas denunció que días atrás un hombre que es pareja de Angelotti lo llamó para amenazarlo, ya que “Rolando se enteró que iba a declarar y que tuviera cuidado con lo que iba a decir”.
Es más, hasta precisó la fecha fijada para dicha declaración, y le dijo que debían reunirse. El colmo de la impunidad.
Contó que conoció a Rolo Angelotti cuando tenía 12 años y recién había llegado a Oberá, por lo que no tenía amigos. Un día caminaba por la ruta, el acusado detuvo su camioneta y se ofreció a llevarlo al ciber del que era propietario, frente al casino.
Aseguró que en una oportunidad Rolo le ofreció tomar tereré y mirar una película de ciencia ficción, pero en vez de eso puso un filme pornográfico. Entonces el mayor le propuso que se masturben y, ante la negativa, insistió ofreciéndole 24 horas libres en las computadoras.
Fue el inicio de una constante manipulación y ofrecimientos de todo tipo a cambio de poder abusar sexualmente al menor. Los montos y las “recompensas” aumentaban cada vez -plata, ropa, comida- e incluso señaló que logró la confianza de su madre con favores de todo tipo, desde trámites, acarreos o dinero. Después le dio trabajo y le enseñó oficios.
La víctima reconoció que durante los más de diez años que frecuentó la casa de Angelotti siempre vio niños en la casa, aunque no sabía si también eran víctimas de abusos. Detalló que al menos a una docena de ellos les dijo que no cayeran en los chistes e insinuaciones.
A más resistencia, mejor oferta
Angelotti es oriundo de Pilar, Buenos Aires, llegó a Oberá hace poco menos de 20 años y residía en una propiedad de calle Ralf Haupt, donde además tenía una pizzería delivery.
En otro tramo de su declaración, una de las victimas afirmó que el pizzero le ofreció encuentros con otros adultos.
Asimismo, indicó que un familiar suyo comenzó a verse con el implicado. Este familiar también declaró y expresó que, al igual que otro menor del barrio, empezó a concurrir a la casa de Angelotti debido a que este tenía plasmas, computadoras y equipos tecnológicos que no había en su casa.
Expresó que además de jugar, comía y en oportunidades se quedaba a dormir, circunstancia en la que fue abusado por Angelotti.
El hombre lo invitaba al domicilio constantemente e incluso le pedía que le mande fotos de sus partes íntimas. Al principio le ofrecía dinero por diferentes actividades, pero con el correr del tiempo esos pedidos eran de índole sexual. Se repite el modus operandi: cuanto más se negaba, más dinero le ofrecía el abusador.
Aseguró que sabía que muchos niños habían estado en la misma situación que él y que incluso el propio dueño de casa se jactaba de mantener encuentros con adolescentes para invitarlo a que “se anime”.
La semana pasada el juez Javier Sánchez Sarmiento, a cargo del Juzgado en lo Criminal y Correccional 48 de Buenos Aires, ordenó el procesamiento con prisión preventiva de Angelotti y sus cómplices, Andrés Charpenet y Raúl Ignacio Mermet. El ganador de Gran Hermano 2001, Marcelo Corazza, fue liberado pero seguirá ligado al expediente.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.