En octubre se cumplirán 22 años del asesinato de la estudiante Silvia Andrea González, en Campo Viera. Marciano Benítez lleva 17 años tras las rejas y su defensa tramita su primera salida. Esperan nuevas pericias psicológicas. Su conducta en la cárcel fue calificada “muy buena”
A poco de cumplirse 22 años del horrendo homicidio de Silvia Andrea González (15), en Campo Viera, sólo sigue privado de su libertad uno de los siete imputados que llegaron a juicio oral y público.
Se trata de Marciano Benítez, hoy de 61 años, quien permanece alojado en la Unidad Penal II de Oberá condenado a prisión perpetua por los delitos de privación ilegítima de la libertad y homicidio calificado.
De todas formas, como el hecho se registró antes del 2004 la pena impuesta fue de 25 de años de cárcel, con la posibilidad de acceder a la libertad condicional al cumplir 20 tras las rejas.
Ya con la modificación del Código Penal del 2004, la prisión perpetua implica el cumplimiento efectivo de 35 años de cárcel.
Pero lo cierto es que la causa de Benítez se inscribe en el anterior régimen y, según el planteo de su defensa, ya estaría en condiciones de comenzar a gozar de salidas transitorias, paso previo a la condicional.
Si bien la condena fue impuesta el 5 de diciembre del 2014, el reo ya había purgado ocho años con prisión preventiva, es decir que ya acumula casi 17 años preso.
En tanto, su defensa pretende que se le computen los tres años que permaneció excarcelado, puesto que cada semana debía presentarse ante la justicia. De esta forma, Benítez estaría en condiciones de acceder al beneficio de las salidas transitorias.
Para que ello se cumplimente sería clave el resultado de las nuevas pericias psicológicas ordenadas recientemente.
Según consta en los informes del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), su conducta es “muy buena”, cuenta con acompañamiento familiar y cumple tareas en el régimen semiabierto sin que se hayan producido inconvenientes.
Dos juicios, una sentencia
Previo a la sentencia de 2014, en diciembre del 2003 se realizó un primer juicio contra Marciano Benítez y Fabiana Cantero; pero en el segundo día de debate, el testimonio de Norma Beatriz Ríos complicó a Hugo Dante “Willy” Ríos, hijo del entonces intendente de Campo Viera, Juan Carlos Ríos, y a varios policías.
En consecuencia, tuvieron que pasar once años para volver a reprogramar el debate por el crimen de Silvia Andrea.
Durante el segundo juicio se logró determinar que el 11 de octubre del 2001 la víctima salió de su casa temprano para asistir al colegio, tal como corroboró el libro de asistencia.
Al mediodía, con su compañera Marina Cantero se dirigieron hasta una radio local para anotarse en el concurso “La chica más linda de Campo Viera”, cuyas fotos servirían para ilustrar la tapa del CD de un grupo musical de la zona.
Testigos la vieron salir de la FM en compañía de Marina, quien al momento del hecho tenía 14 años y era inimputable. Silvia Andrea nunca más regresó a su casa y su familia recién supo de ella una semana después, el jueves 18 de octubre, cuando su cuerpo sin vida fue hallado sobre un camino vecinal situado a seis kilómetros del casco céntrico de Campo Viera.
Estaba desnuda, tenía los pies atados con su bombacha y una bolsa plástica en la cabeza. Presentaba signos de haber sido violada, aunque esto nunca se comprobó debido a que el cuerpo se encontraba en avanzado estado de descomposición y ningún examen pudo constatar fehacientemente que el abuso haya existido.
La penas
A lo largo de las 5.000 fojas del expediente, se buscó reconstruir las circunstancias y responsabilidades de su desaparición, abuso y homicidio.
En el debate declararon 29 de los 56 testigos presentados inicialmente por la fiscalía y las defensas de los acusados. Pero por el tiempo transcurrido desde el hecho, una decena de personas citadas en el expediente no fueron halladas o fallecieron.
Así, tras casi 40 horas de presentación de pruebas, recursos y declaraciones de las partes, el 5 de diciembre del 2014 el Tribunal Penal Uno de Oberá condenó a Benítez a prisión perpetua por los delitos de privación ilegítima de la libertad, abuso sexual calificado y homicidio calificado.
Ríos recibió una pena de 18 años por abuso sexual calificado y privación ilegítima de la libertad. Mientras que Cantero fue condenada a tres años como partícipe necesaria en la privación ilegítima de la libertad, pena que se dio por cumplida con los ocho años que había purgado por la misma causa.
En tanto, los ex policías Miguel Ángel Silvera, Cristian Orlando Morel, Ramón Alejo Zaya y Jesús Rubén González fueron absueltos por el beneficio de la duda.
El Tribunal estuvo presidido por el juez José Pablo Rivero, secundado por sus pares Graciela Ivonne Heppner y Demetrio Cuenca. La fiscal fue Estela Salguero.
Ríos absuelto
Pero la sentencia estuvo lejos de ser la conclusión del caso, puesto que el 23 de diciembre del 2014 Willy Ríos fue beneficiado con la excarcelación extraordinaria. Es decir que apenas pasó 18 días tras las rejas.
En tanto, el 21 de agosto de 2019 el Superior Tribunal de Justicia (STJ) lo absolvió de los delitos de privación ilegítima de la libertad y abuso sexual calificado, y revocó la sentencia oportunamente dictada por el Tribunal Penal de Oberá. De esta forma, quedó libre de toda culpa.
Con relación a Marciano Benítez, el único de los condenados que cumple prisión efectiva, el STJ revocó la calificación de abuso sexual calificado, al tiempo que ratificó la acusación de privación ilegítima de la libertad y homicidio calificado.
En consecuencia, el máximo órgano judicial de Misiones confirmó la sentencia a prisión perpetua dictada el 5 diciembre 2014.
Relato clave
El día de su desaparición, Silvia Andrea González concurrió al colegio y después fue hasta una radio para anotarse en el concurso “La chica más linda de Campo Viera”, como se promocionó el evento. La vieron salir de la FM, pero nunca más regresó a su casa.
Según el expediente, la testigo Norma Beatriz Ríos declaró que el 11 de octubre del 2001 vio a la víctima ingresar al bar de Natividad Rivero junto a Fabiana Cantero, su hermana y Ríos. Más tarde salieron todos, salvo Silvia Andrea; y por la noche arribaron Marciano Benítez y Ríos, quienes subieron a la chica al coche que manejaba el primero.
Según la testigo, Silvia Andrea se encontraba en mal estado, como drogada. Más tarde, la dueña de bar se retiró del lugar en un remís.
Al momento del hecho, Benítez residía en la casa de Luciano Pérez, un anciano a quien cuidaba. Al respecto, una joven que realizaba tareas de limpieza en el lugar declaró que “un día escuchaba unos gemidos que venían de la pieza de Benítez, pero la puerta estaba con llave. Pensé que por ahí era el viejito (Pérez), pero fui a mirar y estaba dormido. Cuando volvió Benítez le comenté y me dijo que había sido el viejito, nomás”.
Pero aportó un dato más contundente, ya que días más tarde sintió “un olor a podrido” que salía de la habitación del acusado. La chica le preguntó si quería que limpie el cuarto, pero Benítez le dijo que él mismo se encargaría. También aseguró que en el tacho de basura del baño encontró un trapo con sangre.
Testigos desaparecidos
Por su parte, una vecina testifico que su hijo menor le contó que “en la casa de Marciano había una chica que gritaba pidiendo auxilio”, pero la mujer no quiso meterse y retó a su hijo, reconoció más tarde.
Otra testigo comentó que una noche vio a Benítez junto a otros sujetos alumbrando algo en el auto, y comentaron que “si la Policía se entera decimos que matamos una vaca. Y se rieron”. Luego se hallaron manchas de sangre en el baúl del mismo coche, lo que Benítez justificó diciendo que serían manchas de “una vez que lastimó el viejito”.
El viernes 12, al otro día de la desaparición de Silvia Andrea, Soledad Morel llegó hasta la casa del acusado para pedir un vaso de agua y escuchó unos gritos pidiendo auxilio. Fue a mirar por la ventana y vio a una chica.
En eso Benítez le preguntó si vio algo y la amenazó: “Porque si no te va a pasar lo mismo y perdete de acá”, declaró.
Según la instrucción, una mujer conocida como “Teresiña” también acudió a la Policía para contar que escuchó a una chica gritando en la misma propiedad, pero no le dieron entidad. La citada, como otros testigos, misteriosamente desapareció del pueblo y no nunca regresó a Campo Viera.
.
.
Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.