En 2003 trucharon una asamblea para autorizar la venta del predio del Decano obereño. Un puñado de periodistas nos hicimos eco del caso, resistimos presiones y visibilizamos la lucha de un grupo de socios y simpatizantes que se unieron para resistir el atropello y lograron el amparo de la Justicia
El 1 de noviembre de 1931, hace casi 94 años, un grupo de pioneros se reunió en el domicilio de don Luciano Blanchard para fundar el Club Atlético Oberá, Decano del fútbol local y de la zona Centro de la provincia.
Un club arraigado en la comunidad que atravesó instancias buenas y malas, protagonizó gestas deportivas y festejó títulos, como también padeció derrotas y hasta una administración fraudulenta que casi lo borró del mapa.
El momento más complicado a nivel institucional en la historia del Decano se originó en diciembre del 2003, instancia en la que se truchó una asamblea para autorizar la venta del predio, según se determinó después.
Un puñado de periodistas nos hicimos eco del caso, resistimos presiones y visibilizamos la lucha de un grupo de socios y simpatizantes que se unieron para resistir el atropello y lograron el amparo de la Justicia.
Finalmente, una década más tarde la justicia dictó sentencia y declaró “inexistente” el negocio celebrado el 19 de enero del 2004, al tiempo que dispuso que el inmueble se restituya a nombre de Atlético Oberá.
En abril del 2014 quedó firme la sentencia del Superior Tribunal de Justicia (STJ) y la institución recuperó oficialmente la cancha y todas sus instalaciones, al agotarse los plazos para recurrir a una instancia superior por parte de quienes una década antes tramaron la compra irregular del predio.
Crisis y resurrección
Previamente, en diciembre del 2013, el STJ confirmó la sentencia favorable al declarar “inadmisible” el recurso extraordinario presentado por la empresa SAS SRL.
Por ello, agotada la instancia de apelación en el ámbito provincial, se aguardaba un recurso ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, lo que no prosperó porque uno de los integrantes del grupo empresario apuntado se hallaba prófugo de la justicia por otra causa penal.
Para la justicia se probó que la venta se realizó en el marco de una asamblea fraguada con la complicidad del entonces presidente, Rubén Rodríguez, quien recibió dos cheques de 40 mil pesos cada uno que él mismo cobró en el banco Francés sucursal Oberá.
La maniobra también incluyó un terreno de dos hectáreas y en pendiente valuado 90 mil, pero luego se probó que los compradores adquirieron dicho predio días antes por siete mil. En aquellos años, como tantos clubes, el Decano atravesaba una crisis institucional y financiera, con deudas por alrededor de 170 mil pesos. En ese contexto proliferó el plan de los inescrupulosos que estaban al acecho.
Pero la reacción comunitaria fue inmediata, los estafadores nunca tomaron posesión del predio y diez años más tarde la justicia anuló la transacción y puso las cosas en su lugar.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.