Juan Oscar Baungart fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de su ex Angélica Suárez, con quien tenía una hija. El cuerpo de la víctima fue hallado adentro de una valija en un arroyo en El Soberbio. Ni siquiera los antecedentes de violencia evitaron la tragedia
El cadáver de Angélica Suárez (20) fue hallado el 6 de julio del 2016, dentro de una valija, en el cauce del arroyo El Soberbio de la misma localidad. El 4 de octubre de 2019, Juan Oscar Baungart (29) -padre de la hija de la víctima- fue hallado culpable y condenado a prisión perpetua.
La misma frialdad que tuvo para cometer el hecho se vio durante el juicio oral y público que estuvo a cargo del Tribunal Penal Uno de Oberá.
El femicida nunca reconoció su culpabilidad en el crimen, pero las pruebas en su contra fueron contundentes, como el relato del remisero que 23 días antes del hallazgo del cuerpo lo trasladó con una valija desde su casa hasta las cercanías de un puente.
“Yo trabajaba en el primer turno y me dirigí al supermercado Ceferino, donde me esperaba este señor (Baungart). Cargamos su mercadería y nos fuimos por avenida San Martín hasta el barrio Itatí, donde vivía. Me indicó que estacione frente a la casa, bajó sus cosas y le pregunté si ya estaba, ante lo cual me pidió que avance hasta la galería porque quería cargar unas herramientas, pero el auto tocaba abajo. Entonces buscó una valija, cargó en el baúl y me dijo que tenía que llevar unas herramientas hasta una carpintería, pasando el puente. Llegamos al lugar, bajó la valija mientras que yo le sostenía la tapa del baúl porque si no se cerraba, me pagó y se fue por un trillo”, detalló el testigo.

Remarcó que en el lugar no existe ninguna carpintería y agregó un dato estremecedor: “Él dijo que tenía herramientas en la valija, pero hizo mucha fuerza para alzarla y se notaba que estaba pesada”.
Tragedia anunciada
Según se confirmó en el juicio, el 31 de marzo del 2016 el Juzgado de Familia de San Vicente ordenó la exclusión de hogar y prohibición de acercamiento de Juan Oscar Baungart por una denuncia de Angélica Suárez. La misma se fijó por un lapso de 90 días.
En tanto, para el 25 de junio del mismo año estaba prevista una audiencia entre las partes. Para ese entonces la víctima ya llevaba muerta doce días y su cadáver flotaba en el arroyo El Soberbio dentro de una valija.
Ya en los alegatos, uno de los defensores del acusado ensayó un argumento lamentable: “Baungart sabía que Angélica tenía una relación con el entrenador de boxeo y la aceptaba, pero no se puede pretender que no se le mueva un pelo por eso”.

La frase del letrado no pasó desapercibida para las partes, ya que sonó casi como una justificación para el aberrante crimen, tal como opinó después la fiscal Estela Salguero en su réplica.
“La defensa parece que quiere justificar que el acusado estaba nervioso por la relación de la víctima con el boxeador”, acotó la fiscal.
En definitiva, el codefensor transparentó la hipótesis de un femicidio perpetrado en un “contexto de violencia de género” -como precisó la fiscal-, cuestión corroborada a partir del testimonio de varios testigos que afirmaron que la relación de pareja entre el homicida y la víctima estaba rota y que sólo convivían bajo el mismo techo por su hija en común.
Dolor de madre
Sin dudas, el testimonio más sentido del debate fue el de Teresa Da Silva, la madre de Angélica Suárez, quien manifestó que el acusado era muy celoso y por eso discutían mucho.
“Él (apuntando a Baungart) se cansó de decir que Angélica no iba a vivir con otro si no era con él. Siempre que iba a la casa de ellos veía que discutían. Nunca vi que le pegue, pero ella siempre me decía que él era una cosa delante de nosotros y otra cuando estaban solos”, manifestó.
También indicó que su hijo Josué vivía con la pareja y fue quien le contó que la hermana estaba desaparecida.
“Mi hijo me comentó que Baungart dijo que se fue a Buenos Aires, siendo que él la mató y puso su cuerpo en la valija”, afirmó con la voz quebrada por el dolor.
Precisó que fue otra de sus hijas, Yésica Suárez, quien a los pocos días de la desaparición de Angélica llamó al teléfono de su hermana, pero atendió otra persona que se hizo pasar por ella y dijo que estaba en Buenos Aires.
Da Silva también confirmó que Angélica tenía claras intenciones de formalizar con su entrenador de boxeo.
Asimismo, reconoció que en principio creyó en la inocencia de Baungart y hasta lo visitó en la Comisaría de San Vicente. “Cuando le fuimos a visitar ni me miraba. Estuve cinco minutos y salí”, recordó.

El último llamado
Si bien Baungart apenas cursó hasta cuarto grado, en su alegato la fiscal Salguero subrayó que “planificó con astucia” el crimen.
Detalló que a través de la declaración de varios testigos se comprobó que Baungart y Suárez tenían problemas de pareja y que la víctima mantenía una relación sentimental con otro hombre.
“Angélica tenía una relación con su entrenador (…) Baungart era muy celoso y la pareja vivía en constante conflicto”, subrayó.
La autopsia determinó que la víctima falleció estrangulada con un lazo hecho con su propia chalina.
También se estableció que fue asesinada el 13 de junio del 2016, después del mediodía, e inmediatamente el homicida colocó el cuerpo en la valija, lo que de otra manera hubiera sido imposible debido al rigor mortis.
Respecto al horario del homicidio, recordó que el acusado declaró que ese día almorzaron lo que Angélica cocinó.
“Después de almorzar mató a su mujer, introdujo el cuerpo en la valija y se acostó a dormir la siesta con su hija. Luego se levantó, llevó a su hija a la casa de su mamá y se fue a trabajar. A la tardecita se dirigió al supermercado Ceferino, hizo las compras y llamó un remís. Una vez frente a su casa le pidió al chofer que entre al garage, pero el auto era muy bajo y no pudo, lo que luego fue ratificado en la reconstrucción del hecho (…) Sacó la valija contra el pecho, haciendo mucha fuerza, y pidió para llevar unas herramientas a una carpintería cerca de un puente, donde luego descendió por un trillo hasta el arroyo”, detalló.
La fiscal precisó que el último llamado de Angélica fue realizado el 13 de junio a las 11.17 al celular del entrenador de boxeo con quien mantenía una relación amorosa. Tal en esa llamada hablaron de un futuro que nunca llegó.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.