Las cosas no siempre salen según lo planeado y surgen inconvenientes, por eso es importante tener una actitud positiva ante los imponderables, como es el caso de Daniel Gutiérrez y Natasha, dos viajeros varados en Oberá desde hace tres semanas.
Él es oriundo de Córdoba y ella de Rusia. Se conocieron en Paraty, Brasil, donde Daniel trabaja como fotógrafo y masajista, y Natasha asiste a mujeres en técnicas de parto natural.
Luego viajaron a Córdoba, donde estuvieron varios meses y adoptaron a Anastasia, una gatita ciega, para luego retornar al Brasil, vía Misiones. Pero llegando a Oberá la van Hyundai sufrió un desperfecto mecánico y se vieron obligados a quedarse.
“Nos demoramos porque no sé nada de mecánica y yo mismo estoy reparando la camioneta, con ayuda de los chicos de un taller que me dieron una mano enorme. Pero ya está y mañana estaríamos saliendo hacia Brasil”, comentó Daniel esta mañana.
Con la plata justa para repuestos, no les quedó resto para mandar a reparar la van, por lo que tuvieron que improvisar un campamento en la vereda de un terreno baldío sobre calle Alberdi, en inmediaciones al Parque de las Naciones.
“Menos mal que rompimos la camioneta acá porque encontramos personas maravillosas dispuestas a darnos una mano en lo que puedan. Incluso nos llevaron a conocer lugares turísticos”, señaló mientras metía mano al motor.
Natasha precisó que es odontóloga, pintora y hace muchos años se interesó en la cultura de Sudamérica. Es oriunda de Crimea, donde se focaliza la guerra entre Rusia y Ucrania.
“Salí de Rusia para vivir”, subrayó con cierta melancolía, al tiempo que exhibió sus pinturas y contó que piensa escribir un libro con sus experiencias de viaje. Seguramente habrá un capítulo de Oberá, anticipó.
“La gente acá es muy buena, solidaria. Nos ayudaron mucho. Estamos muy agradecidos”, señaló en una mezcla de portugués y castellano.
“Cuando andás en la buena, encontrás buena gente”, agregó Daniel, quien prometió volver.
.
.
Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.