La semana pasada lo denunciaron por golpes y amenazas con su arma. Ya en 2019 el mismo agente fue acusado por violencia de género contra otra mujer. Más tarde fue trasladado por hurto de partes de motos. También posee sanciones internas por presentarse a trabajar borracho
En apenas cuatro años como integrante de la Policía de Misiones, el agente Ángel Ber Nilsson acumuló varias causas con derivaciones administrativas y judiciales, a pesar de lo cual siempre había salido airoso y nunca fue apartado de sus funciones. Hasta ahora.
La gota que colmó el vaso fue la denuncia que radicó su cuñada, Mariana B. (24), quien el viernes pasado lo acusó de golpes y amenazas con su arma reglamentaria.
En consecuencia, tras la denuncia el policía fue detenido y alojado en una dependencia de la Unidad Regional II.
La víctima padeció excoriaciones en el cuero cabelludo y una oreja, tal como constató el médico policial en turno, tal como precisó un vocero.
Según la denuncia radicada ante la Comisaría de la Mujer de Oberá, el hecho se registró en el domicilio de la damnificada, circunstancia en que el funcionario se hallaba uniformado y fuera de sí, como indicó la joven que reside en el barrio San Miguel.
Hasta el día del hecho el agente se desempeñó en el Comando Radioeléctrico Centro de la UR II. Luego de la denuncia, entrada la tarde del viernes fue notificado de la causa en su contra y quedó detenido por disposición del juez de Instrucción Dos, Horacio Alarcón, subrogante del Juzgado de Instrucción Uno.
El martes, Ber Nilsson fue trasladado a sede judicial e imputado por lesiones leves, amenazas y abuso de autoridad, tras lo cual se abstuvo de declarar. Al ser un delito excarcelable ayer recuperó la libertad.
En tanto, en paralelo a la causa penal en trámite, la Jefatura de Policía ordenó la instrucción de un sumario administrativo interno y su pase a disponibilidad, es decir que no seguirá prestando servicio, al menos hasta que se resuelva la cuestión judicial.
Antecedentes varios
Según fuentes de la Policía y la Justicia, Ber Nilsson posee varias causas penales y administrativas por diferentes hechos, aunque la denuncia del viernes fue la única que derivó en su detención.
Asimismo, recordaron que a mediados de 2019 fue denunciado por otra joven que lo acusó de haberla amenazado con su arma reglamentaria. Primer antecedente de violencia de género.
El hecho se registró cuando el policía estaba prestando un servicio de custodia en un domicilio particular y la víctima le hacía compañía. En un momento dado comenzaron a discutir y el agente extrajo su pistola y la amenazó de muerte, según la denuncia.
Otro hecho con derivaciones judiciales se registró en agosto 2020 a partir de una denuncia por la desaparición de partes y repuestos de una moto en resguardo de la Policía.
La denuncia que activó la investigación interna fue radicada por el propietario de un rodado que se hallaba en el predio de la División Secuestros de la UR II, ex destacamento de Cien Hectáreas.
Tras abonar la correspondiente multa de tránsito, el dueño retiró su moto y constató el faltante de partes y repuestos, por lo que radicó la denuncia.
Por tratarse de un depósito policial, desde un primer momento las sospechas apuntaron al personal de guardia, aunque luego las pistas señalaron al nombrado, quien se desempeñaba en la Seccional Quinta, ubicada a una cuadra del resguardo de vehículos secuestrados.
Se determinó que Ver Nilsson se dirigía a dicho depósito con el argumento de lavar el móvil de la Quinta, instancia que habría aprovechado para sustraer los repuestos.
En primera instancia fue separado del cargo por la superioridad y se inició una causa judicial por hurto ante el Juzgado de Instrucción Dos, aunque la única “sanción” concreta fue su traslado a otra dependencia de la misma jurisdicción.
Aliento etílico en el trabajo
Entre los antecedentes recabados del agente Ángel Ber Nilsson se destacan situaciones del servicio que derivaron en sumarios y días de arresto, sanción que consta en el legajo pero no se efectiviza en la práctica.
Por ejemplo, en el año 2021 cumplía tareas en la Comisaría de Florentino Ameghino, dependiente de la UR II, cuya titular lo sancionó por presentarse con aliento etílico.
También fue sumariado por ir a trabajar con el uniforme incompleto y llegar tarde, entre otras cuestiones.
En tanto, en otra ocasión abandonó la guardia para ir a bailar, lo que fue motivo de un sumario interno.
En aquella oportunidad cumplía tareas en una dependencia pública y en plena madrugada se vistió de civil y abandonó el servicio sin autorización. Sus propios camaradas que se hallaban de adicional en el local bailable dieron parte a la superioridad.
Asimismo, en varias ocasiones el citado fue acusado de abuso de autoridad y apremios.
Lo llamativo del caso, es que a pesar de los antecedentes e irregularidades nombradas, hasta ahora el agente nunca fue pasado a disponibilidad y siempre trabajó en Oberá -donde reside- o en localidades vecinas.
Incluso, al momento de su detención por el último hecho se desempeñaba en el Comando Radioeléctrico Centro, una dependencia con amplia cobertura y protagonismo en la seguridad pública.
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Daniel Villamea, periodista, hincha de River (no fanático), Maradoniano, adicto a Charly García, Borgiano y papá de Manuel y Santiago, mis socios en este proyecto independiente surgido de la pasión por contar historias y, si se puede, ayudar a otros.